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500 MILLAS EN EL LEJANO OESTE

  • gonzalojesuscasano
  • 4 jul 2024
  • 3 Min. de lectura

500 MILLAS EN EL LEJANO OESTE

 

Hace unos días, por una serie de circunstancias, escuché repetidamente 500 Millas, una de mis absolutas favoritas, desde siempre. Es otro ejemplo de la capacidad de la música para conmover y generar hondos sentimientos, que te dejan mudo y paralizado; tanto como la literatura, ¡o incluso más! En fin, el lenguaje universal.

La letra acompaña desde luego a ese volcán de emociones: ¡cielos!, ¡qué tristeza!, o quizás más adecuado, ¡qué nostalgia! Desde mi perfil lo que me “comunica” esa música es el abandono del hogar, y la búsqueda de nuevos horizontes, en un país donde éstos son enormes, y abiertos: la conquista, y la aventura.

Sí, una percepción sesgada la mía, sin duda, porque asocio esta música a su origen en los EE.UU., y con ello a la Frontera. En 500 Millas el transporte son trenes, posiblemente de mercancías, como polizones y tras la Gran Depresión. En John Denver es un avión a reacción, pero esto es otra historia en realidad, de amor, ¿o quizás no?

Lo que me interesa en este momento es la época es que ese viaje se hacía en carreta, o a caballo: el Lejano Oeste. Movimiento constante, búsqueda de nuevas tierras o ambientes, a menudo debido a la necesidad material, pero incluso también, para no pocos, la espiritual.

Movimiento perpetuo (que la termodinámica asegura que es imposible), siempre más allá, tras la siguiente montaña …, donde encontraremos otra. De modo que me adentro en el mito, en el Oeste, la última Frontera.

He repetido mucho estos días que me apena el trompazo taquillero que se ha pegado Horizon An American Saga, no por ser hincha de Costner, sino porque me estoy temiendo que no se vuelvan a hacer películas de vaqueros: nos conformaremos con las reposiciones, y algunas series. Lo contemplo con preocupación, porque el género del Oeste es arquetípico, y no sólo para EE.UU., con muchas aportaciones, sociales, culturales y conductuales.

En Los Siete Magníficos un ciudadano, admirado de su coraje, pregunta a Brynner ¿de dónde viene? Y éste mueve el pulgar hacia atrás. ¿A dónde va?, y ahora señala con el índice hacia delante. Típico, tópico, cine para chavales; pero …, éstos son quienes captan inmediatamente el surgimiento de la leyenda.

¿A dónde vas? – A cualquier lugar en el que no haya estado antes. Más clichés …

Poco después Brynner pregunta a su vez a McQueen a dónde se dirige: A la deriva (Just drifting).

En este patrón encaja muy bien asimismo Ethan Edwards, que se ha desplazado sin rumbo, luchando incluso con las tropas de Maximiliano.

Éste es el componente primordial de la fábula, el hombre errante (drifter). El canon es para mí, y para muchos, Shane; sí, en mi opinión es la mejor de este género. Un hombre a la deriva ciertamente, pero, pero …, con sólidos principios morales; ésta es su propiedad más relevante, y no la consabida habilidad con el Colt 45, que tanto nos maravillaba de niños.

Otro gran ejemplo es Hondo, también con Duke, que ha sido “acusado” de copiar Raíces Profundas, algo difícil de aceptar porque son del mismo año; yo apuesto por un simple paralelismo, porque el prototipo estaba en el ambiente.

Y no olvidemos citar otro caso de errabundo, Coop en El Forastero. Ladd es con mucho el peor de los tres, pero, ¡ay! George Stevens es el mejor director (sí, incluso está por encima de Wyler). Así que Raíces Profundas, con su poco original guión y nada sobresalientes diálogos, es el modelo que imitar para los largometrajes de vaqueros: puro arte.

Está claro como el agua cristalina del manantial que Costner, con la cámara, no llega ni a la suela del zapato de los anteriores realizadores, ni de Ford et alii. Pero Horizon, y las otras dos suyas del Oeste representan fielmente la épica de éste: ello hay que reconocérselo, y agradecérselo, en estos tiempos de Marvel. Por lo tanto pido, ¡exijo!, una vez más que se continúen fabricando estos productos fílmicos.

Lo sé, soy consciente de ello …, en estos tiempos de corrección política esos largometrajes resultan inconsistentes con ésta. Tenemos un relato en el que hay héroe, indiscutible, de los de antes, y además es: varón, blanco (anglosajón), heterosexual, pura masculinidad, protector de las damas etc. En fin, insoportable para el Pensamiento Único (y yo confío en que haya Otro), así que todas las papeletas indican que estas obras se extinguirán, como los dinosaurios; es más, es uno de ello, para muchos “modernos”. Atendiendo a su importancia histórica, cultural y arquetípica (jungiana) estimo que sería un monumental error (tipo pirámide y Escorial) liquidar este componente del universo cinematográfico.

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