DUGIN & RELIGIÓN
- gonzalojesuscasano
- 1 jul 2024
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DUGIN & RELIGIÓN
Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho …Desde que empecé a leer sobre y de Dugin (lo conocí tras el asesinato de su hija, ¡ay!), un aspecto que atrajo mi atención ha sido el papel de la religión en su pensamiento. Empezando, por supuesto por su inclinación al misticismo, milenarismo, mesianismo, e incluso ocultismo; asimismo su adscripción a los Viejos Creyentes, que suena similar a pre-Concilio Vaticano II, e incluso pre-Trento. En suma su apología de la religión ancestral, rusa.Cierto, todo ello tiene un cierto aire de anacronismo, trasnochado, hasta «carca», como dirían muchos millemnials, habitantes de un universo de laicismo y realidades virtuales, las cuales, a pesar de no ser materiales, no tienen nada de espirituales.Luego está, claro la aseveración del Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de que Putin es una bendición del Todopoderoso para el país. ¡Demasiado para el cuerpo (occidental)! Es sabido que Dugin tiene un aborrecimiento extremo a los valores occidentales, especialmente al individualismo (extremo) y al racionalismo (crítico), ambos poco hospitalarios con la vivencia mítico-religiosa.El gran deseo de Dugin, en su Cuarta Teoría es aniquilar el Liberalismo, y rescatar la Gran Rusia, no la del zar rojo (del que no abomina) sino la de los zares blancos. O en todo caso algo en esos parámetros: tradicional, nacional, acrisolada cultura rusa. Y para este proyecto necesita evidentemente, una doctrina, Eurasianismo. Aquí es donde aparece una apelación,urgente, al modelo mítico de pensamiento.Es típico de la sociología afirmar que la religión desempeña una importante función (rol) social, dar cohesión, estabilidad, sentimiento de pertenencia en las comunidades humanas. Forjar lazos sólidos entre sus miembros, un pegamento entre ello que los una firmemente. Así se evitaría que fueran simples individuos, islas de John Donne, como sucede, según él, en malhadado Oeste liberal, ¡ponzoña!El propio Dugin nos recuerda que esa cola de pegar era en URSS la clase proletaria, y en el nazismo la raza aria …, pertenencia, adhesión, y con ello un sentido de la existencia para las personas, que ya son más que individuos, aislados, desamparados. Como si fuera la lógica matemática, un elemento debe pertenecer a un conjunto, aunque sea su único miembro.Estoy convencido de que ésta es la percepción de nuestro filósofo, una emoción visceral, radical (narod). Machaca conque el Hombre no es sólo un ser individual. Yo lo interpreto al modo habitual, que la persona no es tal si no está adscrita a un colectivo, una lengua, una familia, un sistema de valores morales, una cosmovisión (aunque sea rudimentaria) …, y unas creencias respecto al más allá, que son la base de su conducta en el más acá.Por todo ello Dugin (y Putin) acude a lo más cercano, fácil incluso, la Iglesia ortodoxa rusa, de larga historia y sustanciosa raigambre. Ésta sería el hormigón armado que precisa para levantar el edificio de la Santa Rusia, ya que la URSS cayó en la sima de la Historia, para no regresar jamás.Desde esta perspectiva, un tanto cínica, tendríamos una descarnada instrumentalización de la religión. No sería tema de fe, apertura a lo transcendental, descubrimiento de lo sagrado (Mircea Eliade), hierofanía, ir más allá del modelo científico/logos etc.; no nada de eso, se busca un muy pragmático cometido: hay que generar sentido de nación, de ethnos a los rusos, imbuirles la creencia de que son especiales en la Historia, dotados de un gran Destino. Aquí entra por el foro el milenarismo, y el mesianismo; son el Pueblo Elegido, designados por la misma deidad.Con este conjunto de visiones y pulsiones es ya factible enviar a los jóvenes soldados a invadir Ucrania, o lo que sea. Aquí encaja asimismo esa nueva disciplina que Putin ha implantado en las escuelas, para promover los valores cívicos de entrega, de devoción a la Madre Rusia. Morir por ella es lo más excelso posible.Tengo claro que muchos de nuestros millenials, internautas, cibernéticos, burgueses, no se tragarían tal «cuento». Pero me parece difícil que lo hagan los jóvenes rusos, que, entiendo, no viven en el Medievo.Dugin defiende la Revelación por encima de la Razón, y los mitos y ritos antiguos por encima de la contemporaneidad, con sus múltiples seducciones; Arriesgado duelo el que pretende librar contra ésta.Su libro está plagado de alusiones a los dioses, que podrían entenderse como metafóricas, o no: con él nunca se está seguro qué plano del lenguaje está empleando; así p.ej. en el contexto de conservadores revolucionarios (como Heidegger, y otros cercanos a él mismo), se refiere a :»la intención no evidente de la propia deidad». Ante esto uno refuerza la idea de que nuestro hombre es como un pope, incluso como un profeta. ¿No va demasiado lejos tratándose del siglo XXI?, i.e. una apuesta muy fuerte respecto a la capacidad de creencia de una sociedad muy alejada del feudalismo.Mi propia conjetura (poli malo) es que Dugin no tiene otra salida. Y es que no hay tantos idearios, cosmovisiones, ideologías disponibles para crear una Nación/Civilización/Comunidad dispuesta a todo, sobre todo a expandirse y conquistar.Por un lado está el proletariado como clase universal, aglutinadora/redentora de todas las demás. Pero es normal que esa asimilación de todos los grupos signifique el Gulag o el fusilamiento, ¡ay! Luego está lo de la inclusión dentro de una raza de Übermenschen, que por ello están justificados para someter a los subhumanos, ¡uf! Y por fin tenemos a los de los Derechos Humanos y el Contrato Social, democracia representativa. Es que en el menú de los constructos teóricos/político-sociales no hay muchos más platos. A Dugin le resta una refacción muy antigua y prestigiosa, la vivencia religiosa, vista por él como nacional, como identificadora del narod, definiéndolo de hecho.Un ejemplo muy socorrido es el del judaísmo, que por medio de la religión ha producido una cultura, una visión del cosmos, una lengua, unos valores …¡una raza! También se suele asignar un rol similar a la antigua religión egipcia, que determina a esa civilización.Yo deduzco que Dugin quiere transitar por ahí., porque no le queda otra, ni a Putin. Aquél está asociado al nacional-bolchevismo (!), y su apología de la religión y cultura nacionales lo hacen de lo más anti-marxista conque me he topado jamás. Y es aquí donde nuestro pensador hace un triple salto mortal, hacia atrás y sin red; porque según su interpretación el sovietismo fue sólo la interfaz de una poderosa cadena de fuerzas ancestrales, míticas/escatológicas, muy rusas, que fueron las que en realidad impulsaron el triunfo del marxismo en la URSS. Así que siempre ha sido Rusia, el motor y fuente, no la Unión Soviética.Cuando leí esto me restregué los ojos para estar seguro de que no me fallaba la vista; ¿estaba sobrio?, ¿era un sueño calderoniano? Setenta años de persecución, de extirpación del opio del narod, y resulta que todo el tiempo lo que se escondía detrás de la máscara/traje/interfaz comunista era ¿la religión ortodoxa? De modo que los millones de encarcelados y eliminados se debieron a que los ideólogos/carceleros/comisarios no tuvieron la suficiente perspicacia para descubrir el núcleo de su credo, y que éste intentaba crear el homo religiosus (ruso ortodoxo), no el homo sovieticus …, ¡cielos!¡Vaya lectura de la Historia que nos larga Dugin! Cierto, todo en ella es interpretable, revisable, observable desde otro perfil, pero la maniobra dialéctica de Dugin es propia de un mago, de un taumaturgo: el bolchevismo no era más que un avatar (manifestación) del Alma Rusa, sus leyendas, ritos, usos, creencias, arte, folclore … ¡Raíces!Insisto, si Dugin intenta promover su Eurasianismo debe de ser porque no tiene más donde escoger; es revelador que la denomine Cuarta Teoría: no hay tantos paradigmas que pueda predicar al narod.
Mayo 2.023