¿GAUCHE DIVINE HOY?
- gonzalojesuscasano
- 28 ene 2024
- 25 Min. de lectura
Actualizado: 2 mar 2024
¿GAUCHE DIVINE HOY?
Acabo de terminar el artículo de Muñoz Molina sobre los Fantasmas Leninistas, Nuevos según él, y me ha gustado mucho; aparte de por su valía, porque entiendo muy bien de qué época e ideario está hablando, ya que somos de la misma quinta.
Desde joven me he preguntado, y lo sigo haciendo machaconamente, por qué el marxismo tiene tanto tirón entre los intelectuales progres, y sigo sin encontrar una respuesta nítida, que satisfaga al racionalista ilustrado. Pero no me rindo en la pesquisa. Una conjetura de siempre para mí, es la de que la “clase” intelectual es tan opuesta a la de los emprendedores como la obrera, de modo que hallaríamos aquí lo de “el ser social determina la conciencia” marxiano; es la perspectiva de uno de letras, pero es patente que he leído p.ej. a Schumpeter y Ayn Rand.
Otra especulación (no bursátil, sino mental), que ofrezco como asunto de investigación a los psicólogos, es la de que existe en el ser humano (en muchos) una pulsión, innata clara, para rechazar el grupo al que se pertenece, para “matar al padre” como se decía en mi época (ahora también creo); junto a ello otra inclinación invencible para apoyar, al menos teóricamente, a los desfavorecidos, a los humillados y ofendidos, a los desamparados, demostrando así que aunque uno sea de posición acomodada posee sentido de la justicia …, ¡que uno es guay vamos!, y no un holgazán hijo de papá, chupóptero e inútil! La imagen, la pose, es fundamental en este grupo de privilegiados, no sólo dinerariamente, sino intelectualmente (según ellos). Bueno, esta línea de argumentación es ya mucho hipotetizar, así que mejor se lo dejo a los analistas de la psique.
El caso, bien constatado empíricamente, es que la economía política marxista ha sido aceptada mayoritariamente por los pensadores (?), no sólo durante Franco, sino en todo Occidente hoy, donde el lema es el Pensamiento Único; el apelativo se las trae, desde luego. Y además nos presenta un rasgo primordial de la Corrección Política, que es el de poseer, mejor dicho ser, la Verdad, absoluta, total, incombustible. Los que no la aceptamos, somos no sólo ignorantes, sino culpables, y por tanto condenables al ostracismo social/político/geográfico o periodístico. El consuelo es que en épocas pretéritas se nos achicharraba: algo hemos ganado, con la civilización, o con la modernidad. Y es que, desde luego, si un tipo rechaza la Verdad es un hiperimbécil, o un irredimible pecador; en ambas situaciones, ¡debe ser fulminado!, por su propio bien, el de su alma (si la posee, si la hay), y el de la colectividad, la cual no puede permitirse amamantar a semejantes individuos.
Sí, sí, soy de esa tropa que se toma en serio lo de Juan Aranzadi, lo de que el marxismo es en el fondo un milenarismo; ¡pero eso es otra historia, para otro día! En cualquier caso mucho se ha escrito sobre el proselitismo y carácter misionero & soteriológico de los intelectuales comunistas; es para pensarlo también, y continuar generando elucubraciones, explicativas.
Y respecto al debate, antiguo de verdad, fondo vs. forma, también hay mucho que “suponer”. Tengo muy vívido en mi coco que la izquierda posmoderna, la del 68 como me gusta llamarla porque así la ubico mejor, era una teoría omnicomprensiva; ello significa que a partir de la teoría del valor-trabajo (¡cuánto se ha polemizado sobre esto!) es capaz de explicar toda la realidad social, incluyendo las creencias religiosas y el arte. ¡Pues es mucho deducir de tan sencillo postulado!, he replicado siempre, y hoy más todavía, más estentóreamente.
Reducir todo el modelo mítico de pensamiento, es decir leyendas, fábulas, héroes, credos, a la cantidad de trabajo incrustado en una mercancía, me parece ir muy lejos, muy rápido, y sin cinturón de seguridad. Y lo mismo afirmo acerca de la “reducción” del arte; éste es bueno si sirve a la revolución comunista, con lo cual su esencia es el Mensaje, y la forma es indiferente (inverosímil, para entendernos).
El veredicto por consiguiente es que una pintura, escultura, grabado, largometraje, pieza musical etc. es Arte si se acomoda a la economía política marxista, lo cual significa mostrar la Verdad. Todo lo que no se ajuste a esta plantilla es decadente, fútil, feo, “irrelefante”, vacuo, y hasta incluso ¡incluso!, en una palabra (redoble de escalofriantes timbales), ¡Burgués! Porque no existe sobre la faz del planeta, ni de la comunidad humana, nada más malo, más peor, más pésimo que ser burgués. ¡Que me aspen (o me centrifuguen en la lavadora del pensamiento) si entiendo por qué los habitantes de Burgos tienen tan mala reputación!
Personalizando el tema, si me lo permiten Vds., juzgo el realismo soviético, especialmente en pintura, repetitivo, monótono, aherrojado por patrones (políticos), nada original, cero expresión individual (para muchos artistas pecado original, inexpiable), plomizo …, ¡vamos que no me gusta, que me aburre! Los de la izquierda radical me anatemizarán por valorar un producto artístico desde el mero gusto, sensorial & personal, y no desde la torre vigía de la Marcha del Proletariado hacia la Sociedad Sin Clases. En fin, yo, y un montonazo de muchos otros, estamos situados a un nivel más bajo que los bolcheviques: Dios (o Lenin) nos tenga en su Gloria. En mi apología argumento, nada creativamente, que veo el Arte como “aisthesis”, lo que agrada a la sensación, no a la Lucha de Clases, y no pienso cambiar.
Vayamos ahora al Fondo del asunto, al corazón de la cuestión que diría mi admirado Graham Greene (¡gran artista!). Los filósofos, y muchos críticos, remachan que número de temas (argumentos) es limitado. Aquéllos, como es notorio, habitualmente citan: el dinero (Marx), el poder (Nietzsche), el sexo (Freud); yo tengo una pila de conocidos que añadirían lo Inevitable, lo Irremediable: los impuestos. Sea como fuera, no hay tantos grandes Asuntos, y como los artistas se focalicen sólo en ellos, como Contenido, ya saben, serán cargantes, hartan a las ovejas: más pesado que matar un cerdo a besitos.
Afortunadamente para los no-leninistas siempre, como a Bogie e Ingrid, nos quedará París, i.e. la forma …, en la que contamos la historia, o la Historia; las formas sí que son múltiples, variadas (no cansan), multiformes (¡uf!, lo borro: reiteración), exagerando, casi tantas como individuos (¡no estoy aludiendo a géneros, en LGTB!). Si me cuentas el relato de otra “forma”, ¡pues hay no es el mismo! Porque siempre objeto/medio/fuerza de trabajo, medios de producción, infraestructura económica y similares para explicar el opio del pueblo, la pintura decadente, la escultura pequeñoburguesa, la música alienante, el largometraje capitalista, la arquitectura explotadora etc., pues fatigan los sentidos, y la cocorota.
Como soy un irremediable cinéfilo, desde hace tiempo ejemplifico todo esto como Jeanne Dielman vs. Ciudadano Kane. En un producto del séptimo arte que me den poco de mensaje revolucionario, desalienante, y mucho de: tomas largas con desplazamiento, contrapicado, plano holandés/cenital, proporción áurea, simetría & armonía, montaje en paralelo/rápido, cámara en ángulo bajo, claroscuro, encuadre bien configurado, tempo, imagen-pintura etc. Forma, y más forma, y me entretendré, hallaré placer (sensorial e intelectual) estaré intrigado/expectante/sorprendido/boquiabierto/emocionado/compungido/incrédulo, pero nunca bostezante. En el Fondo la Forma es la libertad, de expresión, de individualidad, de creatividad; rasgo de las sociedades abiertas, como la nuestra, esperemos.
DIÁLOGO - ¿GAUCHE DIVINE HOY?
Escena: Astillero de Cádiz; personajes, Sagredi, periodista independiente; Salviato, autor.
-Sagredi: ¡Mio caro amico!
-Salviato: ¡Buongiorno, come esta!
-Sagredi: un verdadero placer encontrarte hoy, para principiar nuestra habitual tertulia, de los martes (y de todos los días: ambos personajes, aparte de sus lavoros, son de recursos económicos suficientes, i.e. son de familia de pasta). ¿Cuál es el tema para tan fausta ocasión?
-Salviato: mi queridísimo colega, en esta jornada vamos a deliberar sobre la siguiente cuestión: ¿por qué [demonios: borrado del acta] la clase intelectual apoya mayoritariamente a la izquierda, i.e. el marxismo-leninismo? Asunto es éste, amigo Sagredi, que me conturba desde hace muchos lustros, robándome horas de un merecido y necesario sueño, manteniéndome en vigilia hasta altas horas. Mis cavilaciones han sido muchas, hasta que he alcanzado el venturoso estado de poseer en mi magín algunas hipótesis, explicativas, espero, ¡voto a bríos!
-Sagredi: principia pues con tu exposición, mi docto amigo, que ardo en deseos de escucharte, y de aprender, porque no albergo dudas que a tal estado arribaré después de que mis orejas aprehendan lo que tu sabia lengua (= la sin hueso) profiere.
-Salviato: Tus altas expectativas acerca de mis consideraciones cargan de responsabilidad mi comunicación, pero por otro lado me dotan de sólido ánimo, debido a la alta estima en que tengo tu, siempre inspirador, juicio, que ilumina cual Faro de Alejandría a quienes …
-Sagredi (interrumpe vehemente): ¡No te enrolles Charles Boyer!
-Salviato (asumiendo con talante cortesano el corte que le han dado): ¡Al galope Gary Coper!, pues. Principio mi conjetura acudiendo a un archiconocido dictum de Herr Marx; el ser social determina la conciencia. Si partimos de …
-Sagredi (en su faz las señales de un estupefacto estupor): ¡Pero cómo, mi querido Salviato!, ¿vas a edificar tus argumentos teniendo como zócalo una concepción del barbudo treviriano, cuando todos tus amigos (y enemigos) sabemos que éste es tu bestia negra, tu gran rival intelectual?
-Salviato: queridísimo Sagredi, es una práctica habitual entre los dialécticos emplear el aparato teórico del oponente, para calibrar la solidez de su acero intelectual; y si éste se manifiesta endeble, quebrarlo, para presentar los argumentos que lo rebaten, al estilo de la reductio ad absurdum de los lógicos, en un …
-Sagredi (impaciente, su faz enfurruñada): al grano Salviato, deja la paja; porque con tanta circunlocución se nos va a hacer de noche.
-Salviato: Lorenzo (no el Magnífico, sino el cuerpo celeste) acaba de asomar por el horizonte (siempre arriba o abajo en el encuadre: Ford al joven Fabelman) …
-Sagredi: Cierto es, pero soy muy consciente de tu inagotable capacidad discursiva, llueva o haga sol.
-Salviato: ¡Ea! Vamos al lío sin más dilación. Marx asevera que la clase a la que pertenecemos marca, más bien determina totalmente, la ideología del individuo. Ergo, un currito jamás admitirá la economía de mercado, y un empresario pensará talmente respecto a la cancelación de la propiedad privada, ¿cierto?
-Sagredi: Sin duda, Salviato.
-Salviato: hasta ahora todo bien por consiguiente. Los intelectuales, evidentemente, no son currelas, no están adscritos a la clase proletarias; son de posición acomodada, burgueses, de ahí lo de izquierda de salón/caviar/exquisita; ¿por qué entonces defienden, comúnmente, los intereses de ésta, hasta el extremo de identificarse con ella incluso? Fenómeno peculiar, con aires de paradoja incluso.
Mi perspectiva, apreciado Sagredi, es poner el foco en lo que tampoco son: emprendedores, creadores de empresas, directores del proceso de producción de valores de uso, gestores del intercambio de cambio, comerciantes, banqueros, corredores de Bolsa, financieros, ingenieros de producción, etc. etc.
-Sagredi: ¡para el carro tío!, porque tus corceles están descontrolados y te vas a despeñar por el acantilado, cual Hipólito, ¡lamentablemente sin Fedra! No sé si te coscas paisano, pero te estás situando en ese punto de vista: los capitanes de la industria, como raíz del progreso, de la Prosperidad, económica primero, y después, ¡ya veremos!
-Salviato: Son las prerrogativas de los teorizadores, mi buen Sagredi, elaborar suposiciones desde los Unos (marxismo), y desde los Otros (Schumpeter, Ayn Rand), ponerlas en la balanza arquimédica y luego decidir; corrijo, amigo, deciden los datos observacionales: aquí sigo los preceptos de la ciencia experimental moderna, la físico-matemática.
-Sagredi: alto compadre, que el semáforo está en rojo. ¿Ciencia?, ¿qué c… (censurado por el editor) es eso?, no tengo el gusto …
-Salviato: “ciencia”, mi apreciado cuate, es la nueva, novísima, disciplina, ocasionada por nuestro buen amigo dei Lincei, Galileo Galilei; que no es ni carne (teología), ni pescado (filosofía), sino todo lo contrario, y ambas a la vez (Dialéctica hegeliana al S.OS.). Es el “último chillido” en epistemología.
-Sagredi: pues no sé yo si el “científico” va a dar su último berrido en la hoguera, porque sé de muy buena fuente (Revista ¡Hola!) que el Cardenal Belarmino está mosqueado y ha llamado a capítulo de Galileo: Muchacho, le he avisado, según mis señeras fuentes “holísticas”, como sigas por ese camino mis subordinados de la Inqui te van a estirar los miembros, o te van a tostar un poquito la epidermis. ¡Ojito!
Galileo, sí, un buen tipo, buen asociado en los Lincei.
-Salviati: sí Galileo. Si tuviera que apostar, lo haría por él, en la Historia Universal, porque estoy convencido que su ciencia física es el futuro, y que nuestro amigo pisano es el Hombre del Destino; ¡Dios dirá!
-Sagredi: por cierto, Salviato, una pregunta curiosona: ¿fue nuestro amiguete pisano el que enderezó la Torre de Pisa?, ¡vaya ocurrencia por cierto!
-Salviato: No, no, ése no fue nuestro Galileo, sino Supermán, bajo la influencia nefanda de la kryptonita; ¡menuda la lió el Hombre de Acero! Menos mal que posteriormente, liberado ya de kryptonita, arregló en entuerto y desenderezó la susodicha Torre … Pero volvemos a lo nuestro, y recojamos el hilo de Ariadna.
Los intelectuales no son empresarios, son de otra “clase”, por tanto se oponen a ellos, aunque desde otra perspectiva que los obreros. Mi hipótesis aquí (¡tengo otras!) es elemental, mi querido Watson: uno (de cierta clase), rechaza, abomina de lo que no es: el viejo tema de los Intereses Creados de D. Jacinto. Que es idéntico, ni más ni menos, al amor a sí mismo, que muchos filósofos (y moralistas) llevan designando como la pulsión fundamental del Homo Sapiens: Yo, Yo, primero Yo, y después …, Yo; y finalmente, para concluir Yo. Aquí no existiría el “alter”, nos ubicamos en la absoluta negación del cristianismo: el prójimo no existe, y si lo hay, ¡que le den! (no panes y peces).
Además, los pintores, escultores, actores, novelistas, dramaturgos, bailarines, poetas, actores, pensadores et alii viven del público, del mecenazgo estatal, de subvenciones, de los impuestos repartidos entre ellos … Sus emolumentos no los consiguen ellos mismos en el Mercado, produciendo o por trueque de valores de cambio; sus aportaciones (bienes) no son generadoras de dividendos, sino que reciben éstos de la comunidad. Ésta es la audiencia, o a menudo el Estado, que protege y mima la Cultura (¡atención al concepto!).
In illo tempore los intelectuales y artistas vivían del mecenazgo de la nobleza, y de los monarcas, así pues ¡había que hacer la pelota a éstos! Y ¡por el cielo!, que nuestro Galileo lo hizo, sin pudor ni rubor, con la familia Medici: como prueba, incuestionable, lo de los planetas mediceos. En fin, ¡hay que comer!
Más adelante, con el transcurso de los tiempos, y de las mentalidades, fue la emergente clase burguesa la que dominó la sociedad, ilustrada. Así que ahora son éstos los nuevos patronos/clientes de las artes; de modo que son los nuevos “maravillosos”, que hay que lisonjear, ¡para que suelten la tela!, necesaria, ¡no lo duden!, para los cuadros, esculturas, poemas, dramas, grabados, tallas, y demás; ¡hay que vivir!
Y finalmente arribamos a la colectividad de la democracia universal burguesa, donde la mayoría ya no son los burgueses por cierto, sino los trabajadores. Ahora éstos no sólo son muchos, sino que tienen dinerito para gastar, en gran medida gracias a Keynes y F. D. Roosevelt; y son millones y millones, ¡y pagan! De modo que el público-mecenas es hoy la clase proletaria, y en ella se vuelcan artistas & intelectuales, describiendo lo maravillosos que son, por contraposición a los capitalistas. Sí, estos tiene muchos dólares, pero no son muchos comparados con electricistas, carpinteros, fresadores, ebanistas, pintores, cajeras de supermercados, torneros, maquilladores, empleados de múltiples comercios, aparcacoches, peluqueros, botones, pinches de cocina etc. etc. Millones, ¡y todos votan!; por consiguiente ellos decidan el Gobierno, y dónde va el dinero de los impuestos, y las múltiples ayudas a las artes p.ej. Intereses Creados. Nueva “clase” de mecenas …
-Sagredi: ¡Alto, alto!, ¡arriba las manos! Salviato. Te has pasado muchos pueblos, vamos que desde Cádiz has alcanzado Pekín. Estas afirmaciones tuyas son sumamente atrevidas; más aún calumniosas para la clase intelectual & artística, y ésta te podría demandar, porque hoy ya no se estila quemar en la hoguera o meter en el Gulag.
-Salviato: No, no, amable Sagredi, yo no profiero afirmaciones, sino que propongo hipótesis, y los historiadores & sociólogos determinarán si son corroboradas o no por los datos empíricos; esto es, recuerda los preceptos de la nueva disciplina de nuestro Galileo Y ya que estamos en la construcción de suposiciones, voy ahora mismo con otra.
-Sagredi: ¡Ay Salviato de mis entretelas! ¡Me asustas! ¡Qué diantres se te pasará por la imaginación ahora!
-Salviato: Pues mira Sagredi voy a inspirarme en el bigotazos de Röcken.
-Sagredi: ¡Cielos!, ¡qué pavor!
-Salviato: Recordarás que Nietzsche describa el sentimiento de culpa como una pulsión prinmaria, quasi-universal en el Homo Sapiens. Algo así como un arquetipo jungiano, estrictamente emocional, que nos inclina a sentir remordimiento, ¿por qué?, ¿qué hemos hecho (mal)? Pues no se sabe exactamente, pero algo será, ¿enterrado en el inconsciente?, porque ese sentir la culpa está muy vivido y hondo (¿en el Id?) en la mente. Según Friedrich quienes mejor, y más extensamente, este fenómenos psicológico/psicoanalítico han sido los rabinos: conseguir imbuir tal emoción en todos los pueblos que machacaban militarmente a los hebreos: hemos derrotado al Pueblo Elegido, somos los Vencedores, nuestro triunfo debe ser causado por algo maligno, ¡pero qué buenos son los vencidos, los derrotados, los humillados, los bienaventurados de corazón inmaculado. Ellos son la Sal de la tierra, los elegidos por Dios: adoptemos sus usos y costumbres, su moral (de débiles), su religión (de endebles), porque, ¡seguro!, la Salvación se encuentra entre ellos.
El pueblo llano, los hombre corrientes, sin dobleces ni ambiciones, humildes, satisfechos con su (escasa) suerte, beatus ille & Arcadia. Ahí hallaremos la felicidad, seremos gratos al Todopoderoso. Éste ama a los mansos, no a los guerreros, victoriosos, triunfadores, carentes de compasión. ¡Piedad!, ésa es la llave para recibir la gracia de Dios, y alcanzar el Paraíso.
En nuestra colectividad capitalista los ganadores son los capitanes de la industria, los creadores de prosperidad a través de los negocios. Pues ellos son anatema, repudiados por el Buen Dios, que sólo ama su rebaño de pobres de espíritu. Así que, consecuentemente (deducción, emocional, no lógica) la intelectualidad opta por ellos, y reniega de los emprendedores, los especialistas en hacer dinero, y mercancías.
-Sagredi: Salviato, desde luego estás ideológica/psicológicamente desbocado. Primero arguyes que la intelectualidad se junta con los desfavorecidos porque son muchos más, y a pesar de todo votan y pueden pagar las obras artísticas; de acuerdo, muy egoísta, maquiavélico incluso, pero encaja bien con la necesidad primordial del Homo Sapiens: tener tela para comer. Pero explicas la preferencia de los intelectuales por el hombre corriente & trabajador a causa de una Conmiseración profunda, ¿arquetípica?, muy honda en la psique, que los sacerdotes cristianos (y antes los judíos), consiguen desenterrar y emplear en provecho de ellos mismo y su grey, los sin-éxito. ¡Vaya imaginación Salviato!
-Salviato: No la mía, Sagredi, sino la de Nietzsche, ¡je, je! Te reconozco, por parte, que yo no me trago mucho lo del Id/Ego/Superego, ¡je, je! Pero recurro asimismo a ello, como una conjetura más, para explicar algo que me resiste, esto es, el fenómeno de la gauche divine.
En esa indagación por la Explicación, he hallado otra posible, ¿o quizás sea una derivación de la anterior? Me refiero a la “pose”.
-Sagredi: Socio, ¿qué tendrá que ver la posición, un tanto antinatural, al sacar una foto, con la izquierda exquisita? Me estás mezclando el tocino con la velocidad, y el caviar con la aceleración.
-Salviato: ¡Ja, ja, ja!, ¡je, je, je!, ¡Ji, ji, ji! Muy graciosillo estás hoy, colega; sabes perfectamente a qué me refiero, y el particular es muy serio.
-Sagredi: Sé que es tan grave como Newton, sí, pero mi suave ironía, conociéndome, sabes muy bien qué se refiere a una objeción honda: ¿las personas se hacen brahmanes zurdos para dar buena imagen, para mejorar su cartel ante los coleguitas, para ligar más? Esto es, para que aquéllos digan: qué tío más enrollado, su padre tiene jun montón de pasta (no italiana) y se desvive por los por los obreros de Liverpool; qué tía más guay, su padre tiene más cuartos (no para vivir) que un torero y apoya incondicionalmente a los campesinos chinos …; son gente tan guay, tan solidaria con los humillados y ofendidos, que hay que invitarles a una caña y cultivar su trato. ¡Seamos serios Salviato! Uno, y otro, no se hace marxista-leninista-maoísta-castrista para lograr más popularidad en la pandilla, porque eres un tipo solidario, que se preocupa por el prójimo.
-Salviato: ¿Y por qué no Sagredi? Todos somos muy conscientes del peso de la presión social en la conducta de los individuos, y no hablo sólo de la Colectividad nacional, sino del clan, del grupete, del club social, de la pandilla etc. La necesidad de todo ser humano de “pertenecer”, del “nosotros”; fenómeno, como está bien documentado, que ha influido (potenciado) la difusión de numerosas religiones.
Como de costumbre, paisano, doctores tiene la Iglesia, en este punto más bien sociólogos, que psicólogos; o ambos. Es un fenómeno bien investigado, para explicar ciertos tipos de comportamiento, y de asociaciones.
Nietzsche analizó en detalle, y con pasión wagneriana, el sentimiento de culpa, como algo casi connatural, arquetípico (Jung), “a priori” (Kant), ineliminable: remordimiento por haber “pecado” contra los débiles, p.ej. al derrotarlos en la guerra, o en el campo de batalla del empleo y el Mercado. ¿No podría ser esa conmiseración de la intelligentsia hacia los menesterosos la otra cara de la misma moneda?: he humillado a los mansos, a la Sal de la Tierra, a los amados de Dios, al imponerme a ellos (bélica o empresarialmente), por tanto debo compensarlos, con mi dinero, mis desvelos, y mi adscripción a su grupo político. En fin, no sé Sagredi, son sólo conjeturas.
-Sagredi: Suposiciones muy atrevidas, infalsables del todo.
-Salviato: Esto no es el hábitat de la ciencia experimental moderna …
-Sagredi: Pero es que tú te zambulles, sin equipo de respiración, en el piélago de la filosofía pura, incluso de la metafísica.
-Salviato: ¿Por qué existe el Ser mas bien que la Nada? La Nada nadea ... No, no, no; no me he introducido en la jungla conceptual de la ontología, ¡ja, ja, ja! Sólo estoy caminando en el ecosistema de Nietezsche, y de Freud asimismo.
-Sagredi: prerrogativa del librepensador, a quien Dios y la Ilustración guarden muchos años. En cualquier caso, ¡cuánto hace, y sacrifica, el ser humano, por ser aceptado en la banda!
-Salviato: En ese punto creo que estamos de acuerdo al cien por cien; que casi cualquiera lo estaría. Son éstas razones por las que mantengo la plausibilidad de mi supuesto: la imagen, buena, de ser solidario, como raíz de la izquierda; la misma que genera tantos onegeros p.ej., y tantos muchimillonarios (no cito nombres, pero todos Vds. los conocen) que crean instituciones benéficas para ayudar a los pobres de Borneo, Bangladesh, Eritrea, o las Comores. De este modo sus amigo, clientes y empleados afirmarán: ¡pero qué majos son!, están desprendiéndose de decenas o centenas de miles de sus muchimillones para socorrer a los niños hambrientos, ¡guay! (“cool”, como dicen los modernos: nota del editor anglosajón).
Es patente, evidente, transparente, hasta para el más tonto del pueblo (ése que hace relojes), que esta “clase” social no la izquierda Billy El Niño.
-Sagredi: ¿Izquierda Billy el Niño?, perdona convecino, pero me he perdido, ¿en qué villa nos encontramos?
-Salviato: Sí hombre, sí. La izquierda pistolera, porque Billy El Niño era zurdo, pero no un intelectual; ésa es la auténtica izquierda, la obrera, la que quería desencadenar y desalienar. Lo último no me entra en el coco, ¡con lo buena que es ésa de Ridley!
-Sagredi: Ya vale de cachondeítos, ciudadano, que el asunto de la izquierda caviar es grave.
-Salviato: Vierto, cierto, grave como Newton, grave housiano.
-Sagredi: ¿Housiano? ¿Es que te vas a construir otra casa, después de haber comprado hace poco una nueva?
-Salviato: No, no, adoro mi nueva residencia. “Housiano” de House M.D., la mejor serie de televisión jamás rodada.
-Sagredi: Ya que persistes con tus chanzas, te replico que te ubiques, previo conocimiento de tu admiración por Billy Wilder, no en modo “Con Faldas y a lo Loco”, sino en el de “El Crepúsculo de los Dioses”.
-Salviato: Ciudadano, no he dejado en el camino mi habitual seriedad epistemológica, que comparto con nuestro amigo Galileo. El c aso es que mi empleo de la ironía obedece a que hallo ésta en la imagen de ricos burgueses y/o intelectuales convertidos al marxismo …
Y en mi conato, a veces con tintes desesperados, de hallar Explicación, fundamento del Saber, recurro incluso al expediente, discutible, de los casos singulares, que puedan calificarse de paradigmáticos.
-Sagredi: Enunciar, o promover en todo caso, una teoría apuntalándola sobre evento/personajes muy específicos no ofrece mucha solidez científica, mi querido Salviato.
-Salviato: cierto Sagredi, pero lo prototípico en lo individual conlleva poderosa fuerza de convicción y no poca de demostración. En fin, ¡al lío! … Walter Duranty.
-Sagredi. Walter Duranty, ¡hum!
-Salviato: ¿Qué significa ese “¡hum!”?
-Sagredi: Pues significa ¡hum! [nota del editor: Bogie al general Sternwood].
-Salviato: De acuerdo paisano, está claro como el agua, y como el cristal. Efectivamente, como conoces muy bien Sagredi, debido a tu saber quasi-enciclopédico (Britannica ante todo), Duranty fue uno de los grandes apologetas de Stalin. Como corresponsal del New York Times en Moscú no hizo más que elogiar a Stalin, negando además el Holodomor, mientras vivía a cuerpo de rey, o mejor dicho de comisario estalinista, en su apartamento moscovita, entre champán, caviar (zurdo), y efebos, disfrutando de la existencia regalada (por los soviéticos) en su salón (zurdo). ¿Qué vida tan estupendona! Hace unos días, rebuscando en Wikipedia, me topé con una foto, años del Holodomor, de niños ucranianos en avanzado estado de desnutrición, ¡horrible de ver!, junto a fotos de Duranty. Se me revolvió tanto el estómago, ¡y eso que aún no había comido!, que experimenté una irrefrenable `pulsión para lanzarme al cuello de Duranty; ¡no!, no porque yo sea un vampiro, sino para apretárselo hasta que expire, expulsando el último hálito, el alma, de su una indigna envoltura corporal. Hecho sin duda arduo, porque estimo altamente improbable que este periodista poseyera “anima”. Este tipejo es para mí una muestra/paradigma de la izquierda salón & caviar: con tal de pegarse la gran vida, nada proletaria, mintió sobre el Tío Joe (¡menudo pariente!), ocultó, ocultó, criminal/inmoralmente la diezmadora hambruna en Ucrania; si Zelenski le pilla le cuelga de sus partes (ya saben Vds. a cuáles me refiero).
-Sagredi: Alto el lápiz estimado compañero de tertulia. Estás lanzando acusaciones sobre nuestro corresponsal sin poseer pruebas firmes, contrastadas. Recuerda que en nuestro país todo quisqui es inocente hasta que se demuestra lo contrario …, bueno al menos, se supone que era tal, hasta que ciertos acontecimientos, partidos …
-Salviato: No es preciso añadir nada más, compadre … Pero yo estoy refiriéndome a numerosos indicios, fuentes, que apuntan, cual saeta del apache más bravo, a que nuestro hombre ¡tenía que saberlo!, es más, en ciertas declaraciones posteriores lo admitió. Incluso, siendo abogado del diablo (= Duranty), y dejando entrar en la palestra la Duda Razonable, base del sistema penal, este tipo fue reo de ignorancia culpable. Esto es: Duranty, abandona tu confortable salón de caviar y champán, pagado por tu Tío de Georgia (no la de Yanquilandia), coge un tren (tienes suficientes rublos), y acude a visitar la tierra de los pequeños rusos; y sólo después niega que el Ejército Rojo les está arrebatando el grano, Su Grano, tan laboriosamente (valor cantidad de trabajo invertido en la producción del Bien) conseguido. Sólo pensar en lo que hizo este miserable se me llevan todos los demonios, rojos y azules: ¡canalla!
(el habitualmente sereno Salviato eleva las dos manos, convertidas en puños, al cielo, en imprecación y manifestación de rabia infinita) Duranty, ¡hijo de p…! [en la copia del editor, ¡no está tachado/censurado!].
-Sagredi (un celaje gris, ominosos se apodera de su faz; el ambiente no es el de la luminosidad mediterránea de la urbe con raíces fenicias, sino el de las brumas hiperbóreas, celtas, del Macbeth shakespeariano. Enorme desolación en nuestros personajes): Mi estimado Salviato, comparto tu opinión, ¡y tu indignación!
-Salviato: Muchos la comparten, hasta el extremo de que hay un movimiento, el Comité del Holodomor, para que anulen el Pulitzer de Duranty. Seguro que Zelenski ya habrá firmado; menudo escándalo. Hay hipótesis que sugieren nuestro articulista fue chantajeado por Stalin, debido a sus inclinaciones sexuales. Bueno, pues si te gustan los jovencitos, asumes pérdida de prestigio, de favor del público, ¡pero denuncia la muerte de cientos de miles, perro sarnoso! Es que lo de este “escritor” me encocora; ¡tenía un morro que se lo pisaba, y lo peor que es que también pisaba a cientos de miles de seres de su especie, sobre todos ucranianos. Todo por seguir de “bon vivant” a costa del tío Joe.
-Sagredi: Así pues sería no un garbanzo negro de la intelectualidad zurda, sino un muestra señera de cómo son todas sus gramíneas, sus garbanzos blancos; no fruto podrido, sino matriz.
-Salviato: ¡Eso asevero caro amico! La izquierda brahmán es testimonio de la tesis de muchos filósofos y moralistas, antiguos, modernos y a la moda: que el amor a sí mismo es la motivación radical en el Homo Sapiens.
-Sagredi: ¡Ay, ay, y más ay!, mi docto contertulio. Me retrotraes a la vieja polémica entre Rousseau (el buen salvaje) y Hobbes (hombre lobo), decantándote decididamente por el británico; ergo, pesimismo absoluto acerca de la naturaleza humana, alejamiento doctrinal respecto a Leibniz, ¡ay, ay!
-Salviato: Compañero, no es la visión que desearía mantener sobre el Hombre, pero los datos recogidos tras ingentes observaciones, en la Historia, me empujan a tal suposición, transformada casi en Hecho, por lo empírico.
(Nuestros dos personajes se miran, compungidos, abatidos por el resultado de sus cavilaciones; luego dirigen sus miradas atribuladas hacia el suelo, para, posteriormente, con estudiada calma dirigirlas hacia el horizonte marenostrense …, nunca en medio del encuadre, recuérdenlo, según Ford.
-Sagredi: Tu explicación de la existencia de la izquierda progre, de la Gauchesfera (opuesta a la Fachosfera), desde esta premisa que parte de Duranty, es, sencillamente, que el ser humano se guía por el egoísmo, y en este caso por los intereses de clase, la cual es antagónica a la de los emprendedores, héroes de la industria, capitanes de la producción de mercancías. ¡Mamma mia!, ¡mamma tua!, qué poco futuro para el género humano (pero, ¿cuántos géneros hay hoy en día?).
(Sombras de desolación, planean sobre las testas de nuestros dos abatidos personajes).
-Salviato: Ciertamente, mi buen amigo, nuestras conclusiones no son benéficas para el Homo Sapiens, aunque debemos resaltar que no son silogísticas, ergo, no son lógicamente necesarias.
-Sagredi. Cierto, cierto, erudito compañero. Pero es que, es que, ¡por los cuernos de Belcebú (o del más bravo miura)!, los corolarios son infaustos.
-Salviato: Así es, así es. Siguiendo a nuestro buen Galileo, todos los datos empíricos apuntan o a una pulsión del Id, primaria e ineliminable, para empatizar con los desfavorecidos, ¡y favorecerlos! …, o, ¡tiemblo al pensar en la sonrisa sardónica & ufana de Hobbes!, la tendencia, cien por cien egoísta, de artistas e intelectuales de conseguir un mecenas, ¡como sea!, para cobrar y así disponer de medios para “crear”. Antes, en el Antiguo Régimen, esos Benefactores eran la reyes y nobles, y el clero asimismo; luego, con las transmutaciones sociales fueron los burgueses; y en la contemporaneidad, con tanto democratismo e igualitarismo, son el pueblo llano, porque ya votan (Poder), y además tienen pasta para pagar obras de arte y espectáculos. Ese pueblo llano era hace decenios el proletario, y hacia ellos se volcó la intelligentsia, demandando sus favores; hoy serían simplemente las clases medias, especialmente aquellas secciones de ellas que insisten en Repartir los dineros de los Muchapástez. Cierto, estos últimos tienen muchos medios económicos, pero son pocos, y por tanto sus votos no deciden las elecciones; el Poder reside en el número, de electores.
-Sagredi: ¡Pobre de mí! Casi prefiero no escucharte más, Salviato, porque vas a rematar aseverando que la intelectualidad y los artistas se venden, como una p… (las otras letras son u-t-a, Nota del Editor), porque además de producir excelsos pensamientos y belleza, ¡deben llenar el estómago!, y el de sus hijos.
-Salviato: Contertulio, ahora eres tú el que emplea una argumentación estrictamente marxista: las necesidades materiales (el buche) determinan la conducta, y la manera de pensar, la tan traída y llevada ideología. Principio “científico” (del materialismo histórico) que es válido incluso para los más etéreos de nuestros cercanos: pintores, escultores, poetas, músicos, filósofos, politólogos, danzarines, juristas etc. etc.
-Sagredi: Concedido el argumento.
-Salviato: Recogiendo, de la cosecha conceptual que hemos obtenido de nuestra simiente mental, estimo que se ha alcanzado quizás una Explicación, esto es, que hay dos tipos de hombres …
-Sagredi: ¡Alto el lápiz, mi dilecto tertuliano! Si me hubieran dado un ducado cada vez que he escuchado, de algún intérprete (supuestamente) preclaro de la humana condición, ahora sería miliardario, molto. Eso de “hay dos tipos de personas”, es el típico- tópico [Sagredi lo pronuncia rápidamente, un latigazo seco, como si fuera una sola palabra].
-Salviato: Discípulo de Pirrón te me manifiestas con esa actitud, mio caro; pero por consideración a nuestra antigua amistad te pido que me concedas el beneficio de la creencia en mis capacidades explicativas … Espera por tanto, antes de emitir un dictamen apresurado, a que explicite mi argumentación.
-Sagredi: Concedido graciosamente.
-Salviato: Dos tipos de individuos decía, y mi universo del discurso es el económico fundamentalmente, con lo cual evito tu recriminación de típico-tópico [vocalizado como una única palabra también]; a un lado de la valla están los emprendedores, los que crean empresas, compañías, negocios …, para obtener dividendos. Son éstos el corazón del sistema de Mercado, quienes buscan hacer dinero, comprando y vendiendo, produciendo bienes para satisfacer necesidades de los consumidores, financiando, ofreciendo préstamos. Su objetivo es crematístico, no caritativo, y su pulsión de aumentar continuamente su caudal es inagotable. Lo que ocurre es que al hacerse ricos ellos, crean prosperidad para toda la colectividad, por su dinamismo industrial y bancario.
-Sagredi: Admites la ambición por el peculio en los emprendedores, alejada de toda forma de altruismo; pero a la vez detecto una admiración por ellos, Salviato, pues los describes como benefactores, quizás involuntarios, de sus semejantes.
-Salviato: Puede que haya algo de eso en mí, compañero, una visión heroica de los empresarios, hasta casi romántica. En fin, dejemos mis predilecciones de momento. El otro tipo de humanos es el de los no-emprendedores …
-Sagredi: tu definición/descripción ciertamente no es muy esclarecedora, ¡ni original!, ¡ja, ja!
-Salviato: ¡Ja, ja, ja! Concedido, pero dame tiempo para que complete mi tesis, y déjame principiar de manera análoga a la teología negativa, tan útil para nuestra aprehensión del Todopoderoso. Los no-empresarios no generan riqueza, sino que viven de ella.
-Sasgredi: ¿Te refieres por tanto a los funcionarios, a los antiguos escribas p.ej.?
-Salviato: en parte sí, Sagredi. Los empleados públicos obtienen su salario de los medios económicos del Estado, los cuales son sencillamente los logrados por mercaderes, financieros, y propietarios de fábricas y negocios. Pero el Estado es un gran Ente, que necesita muchos “servidores”, los cuales han de ser pagados por los gravámenes sobre el peculio de los capitalistas. Y en estos tiempos modernos, como hemos reconocido, la clase intelectual y artística halla su mecenazgo en los simples ciudadanos (incluso proletarios), no en obispos y reyes, como antiguamente; ni siquiera en burgueses plutócratas, porque son pocos, aunque posean mucha pasta.
-Sagredi: ¡Para el carro compadre, antes de que te despeñes cual Hipólito!, ¡que aquí no hay ninguna despechada Fedra! Estás prácticamente aseverando que funcionarios e intelectuales & artistas son unos chupópteros de los generadores de riqueza, a través del Gobierno y los sueldos de los empleados. No me gusta el tono, cariz, color y olor que está recibiendo nuestro plácido intercambio …
-Salviato: ¡Detén tu ahora el Ferrari! Porque conoces de mi personalidad, y sabes que sigo en la misma línea con la que arrancamos, esto es, en conjeturas.
-Sagredi: ¡Captado!
-Salviato: Mi hipótesis emprendedores vs. estudiosos posee el valor de la simplicidad (Ockham), al igual que burgueses vs. proletarios. Con ésta última dicotomía nuestro treviriano construyó toda una cosmovisión, la más influyente de su siglo y del posterior. Así pues …, los pensadores y artistas se perciben a sí mismos como una clase diferente, y antagónica, a la de los magnates, ergo, se enfrentan a ellos para conseguir más de su dinero, a través de tasas; ergo, aunque un estamento diverso, se sienten inclinados a asociarse con la clase trabajadora: ambos luchan contra el mismo rival. Ya sabemos, el enemigo de mi enemigo es mi amigo; esto podría satisfacer petición de Explicación.
-Sagredi: Ciertamente colega tu suposición cumple con la lex parsimoniae de Ockham, que para muchos investigadores es el núcleo del método científico; sospecho que nuestro amiguísimo Galileo la emplea también para sus Dos Nuevas Ciencias. Sí, sugerente, simple; pero por lo mismo simplón, facilón, carente de rigor metodológico.
-Salviato: Poderoso contraargumento sin duda; que podría emplearse contra El Barbudo hebreo-germano: industrial vs. trabajador también abusa del Principio de Economía.
-Sagredi: Pero Marx consiguió explicar mucho en su economía política. Aunque no todo, desde luego, y ahí está p.ej. Keynes.
-Salviato: Socio, si mi esquema emprendedor vs. intelectual consigue llegar al nivel explicativo de Herr Marx, me consideraré enormemente satisfecho.
-Sagredi: Hay un punto que me preocupa, me inquieta realmente. Antes hemos “entretenido” la noción del artista como una p… que se vende, o se alquila mejor, a un valedor, p.ej. un Papa o un monarca; así lo manifiesta e.g. Rafael en El Tormento y el Éxtasis. Ahora se vende a la clase popular, mayoritaria, pero que ya tiene tela suficiente para pagar sus servicios, algo que no ocurría en los días de Julio II; conclusión: los estudiosos sólo siguen sus intereses, egoístas y pecuniarios, para ganarse su soldada. No existe en ellos nada, nada absolutamente nada de solidaridad, amor al prójimo, distribución de la riqueza, justicia social, igualdad, liberación de los explotados, derechos animales, feminismo radical, protección de Gaia etc. etc.; pero estos son las ideas & creencias de la izquierda caviar.
-Salviato: Ciertamente tu conclusión es plausible, a partir de mis postulados. Todos esos objetivos, metas sociales, que has enumerado tan acertadamente, sólo serían ¡una vez más! Máscaras de los no-Héroes …, fachada, disfraz, pose; si ésta sería la realidad acerca de la izquierda brahmán, ¡hjuy! Detrás de la ideología/falsa conciencia marxista latería una infraestructura mental de egoísmo, de amor a sí mismo; y todo ello se envuelve con una preciosa cobertura (fenómeno-apariencia del de Königsberg) de derechos de los desfavorecidos, y denuncia de los patronos opresores. Vanidad de vanidades, y todo vanidad, dijo el Cohelet. Estamos de nuevos con los Lobos, de Hobbes, ¡ay!, o con los corderos de Hannibal El Caníbal, ¡más ay!
-Sagredi: Camarada …
-Salviato: Prefiero que no me llames así, mi cuate.
-Sagredi: Disculpa, compadre, olvidaba tus enraizados recelos contra el materialismo histórico. Sólo iba a apuntar que tu supuesto se me antoja equivalente a aquello de: piensa mal y acertarás.
-Salviato: Frase que me repetía una y otra vez mia mamma, y tua mamma seguro que ídem. Querían prevenirnos contra los sinvergüenzas y los aprovechados, que hay muchos, y se multiplican como conejos; deseaban con todas sus fuerzas impedir que estos tipejos nos engañaran, y que acabáramos siendo muy desdichados. Es lo mismo que: no te fíes de nadie, ni de tu padre, ¡proferido por tu propio padre!
(Nuevamente se cierne sobre nuestros Dialogantes un cielo oscuro, ominoso, grávido de lúgubres presagios)
-Salviato: Mas, ¡ea fidelísimo allegado!, ¡espantemos lejos de nosotros las norteñas nubes de Ibsen, Kierkeggard a Ingmar Bergman! … La mia signora me tiene preparados para yantar unos fettucini para chuparse los dedos (¡y lo haré!), ¡ñam, ñam! ¡Viva el hedonismo! A propósito, ¡de nada en particular!, lo de la Gauchesfera es por los gauchos supongo.
-Salviato: ¡No me vaciles Sagredín!, ¡sabes requetebién que el neologismo no apunta a la Pampa, sino a la zurda divina, sesentayochista!, ¡a ver si vas a lograr que tus gamberradas me arruinen el embaulamiento del condumio!
-Sagredi: Pues la mia signora me está cocinando unos linguini de morirse de delectación … ¡Aupa Epicuro!
(Entra Simplicios, miembro de un partido marxista).
-Simplicios: ¡Salve Camaradas! ¿Qué hay de nuevo?
-Sagredi: ¡Buongiorno, come va!
-Simplicios: Tutto bene.
-Salviato: Llevamos aquí largas horas, reflexionado, buscando la razón de por qué los intelectuales son casi indefectiblemente marxistas-leninistas-maoístas. Sin llegar a una conclusión que nos satisfaga.
-Simplicios: ¿Ése es todo vuestro dilema, vuestra pesquisa? Pues os lo voy a resolver en un santiamén. El materialismo histórico es la ciencia estricta, la única digna de tal nombre, es la verdadera Teoría omnicomprensiva, la que explica el mundo y le da sentido, la sola cosmovisión que da cuneta de la Historia Universal, i.e. es la Verdad, absoluta, total, prístina. Y los intelectuales, como su nombre nos avisa, son tipos listos, que han estudiado mucho, y saben cual es la Verdad, por ello son casi todos marxistas.
(Sagredi, Salviato, Simplicios salen; fin de la Jornada).