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JEANNE DIELMAN vs. CIUDADANO KANE I

  • gonzalojesuscasano
  • 1 jul 2024
  • 7 Min. de lectura

JEANNE DIELMAN vs. CIUDADANO KANE I

Mi peripecia con este enfrentamiento data de las fechas en que estalló, en la revista Sight & Sound. Porque no lo duden Vds. se trata de una guerra, como otras que hemos contemplado en (por) la gran pantalla, las púnicas, la de Las Dos Rosas, la de La Independencia, dos grandes civiles (una nuestra), dos mundiales, recientemente la de las patentes, y ahora ésta. Mi predicción es que será cruda e implacable, de buscar del exterminio de la otra parte, y de desgaste, con trincheras. Así que deberemos esperar Im Westen Etwas Neues.Por mi parte, de entrada (y de salida), me declaro partidario del magnate estadounidense y no de la dama bruselense, aunque esto pueda acarrearme el apelativo de «traidor», a mi Estado (Europa), en cuya capital moraba Jeanne.

El feminismo irrumpe con brío en la crítica fílmica, y junto a él, habría que añadir, la izquierda brahmán, con ponderosas (¡los Cartwright!) consecuencias. Pero no, no se trata de un fenómeno novedoso; recuerdo perfectamente que en los 70 era frecuente valorar (al alza) una película si promovía la Revolución (marxista), desvelaba la alienación, denunciaba (rasgaba) la moral judeo-cristiana, los mores de la burguesía (víctima favorita), la falsa conciencia/ideología fabricada por los poderosos, la miseria del campesinado, la explotación de los currantes, el «opio» religioso etc. etc. De tal modo que el séptimo arte, como los otros seis, era un arma para aniquilar la sucia y embustera sociedad capitalista, la de la (supuesta) democracia representativa, que sólo «representaba» a los ricachones. De ahí procede, entre otras perlas, que Ford era un fascista.El buen, correcto, arte era p.ej. el del realismo soviético, que impulsaba a transmutar la comunidad humana en ¡algo mejor!, grato a Lenin. Así teníamos esa pintura, y sobre todos esa escultura: esas efigies gigantescas de soldados, obreros y labriegos, con hoces, martillos y metralletas, que se supone que inspiraban al Pueblo hacia la Sociedad Comunista, y a muchos otros nos inspiraban bostezos, y terror, no pánico, sino estético.Pues bien, se me antoja que hoy el feminismo radical ha reemplazado a la izquierda ídem en una buena porción de la crítica cinematográfica.En el otro extremo (fílmico, artístico, ideológico) nos encontramos (¿dinosaurios?) los que al ver un largometraje atendemos a: plano-secuencia (Lean), múltiples usos del montaje (Hitchcock, Fellini, Eisenstein, De Palma) en paralelo/rápido; tomas largas con desplazamiento (Welles, De Palma, Resnais, Fuller), con grúa, vagoneta, raíles; cámara con estabilizador; ritmo, tempo, conseguido a través de la edición de los planos (Walsh); profundidad de campo/enfoque profundo (Welles, Lean, Wyler …, Toland); guión, ¡sí!, y diálogos adecuados para la narración fílmica ((Wilder, Sorkin); interpretación (Brando siempre), fotografía e iluminación (John Alton); escenografía, dirección artística (Trauner); primer plano/holandés/medio/general/panorámico (Lean, Ford, George Stevens); posición y ángulo de la cámara; composición de las figuras y elementos del encuadre; éste como pintura (Lean, Ford, George Stevens, Fincher); ante todo inventiva y creatividad para contar una historia con imágenes, sin recurrir continuamente a un texto, etc. etc. Y ya acabo esta retahíla, porque se está volviendo tan dilatada, plomiza y aburrida como Jeanne Dielman.Entiendo, basándome en la lista de mejores películas de Sight & Sound, que para gran parte de la crítica de nuevo cuño estos factores, valores técnicos, están periclitados, y hay que poner el foco en el Mensaje, básicamente feminista en los tiempos corrientes (que corren). De modo que los elementos que he citado serían pura forma, hábil empleo de instrumentos, malabarismo con la cámara, pura apariencia, sólo superficie, sin llegar al hueso, a lo nuclear: la iniquidad capitalista.La misión del séptimo arte debe ser plasmar en la pantalla ese sistema alienante, que atonta los sentidos y envilece el espíritu. ¡Hay que acabar con todo ello!, dinamitar esas películas que sólo contienen pericia con los recursos técnicos, y hacer otras que desvelen (aletheia) la encubierta Realidad: los ciudadanos adoctrinados, «alcoholizados» por los medios derechosos de comunicación.Y si se pasa de moda reivindicar el feminismo se sustituirá por el ultra-ecologismo, trans, LGTB, los Derechos Humanos de los Animales, la preservación de Gaia/el sistema solar/los exoplanetas/los universos paralelos, o Dios sabe qué. Algo se encontrará para patentizar lo malvado que es el Mercado.Porque según la izquierda radical nuestro mundo de comerciantes es perverso, y educa a los varones para ser violentos y abusivos con las hembras, y si se tercia violarlas. E igualmente exprimen a sus asalariados; Por otra parte se supone que las emprendedoras, empresarias, alcaldesas, presidentas, gestoras, administradoras, directivas, banqueras etc., no son opresoras, porque no han sido educadas así.  ?

Pero veamos, el arte es un fenómeno netamente subjetivo, de modo que su crítica deberá ser de ese corte. Encuentro arduo alcanzar la objetividad en los criterios para juzgar la «bondad y maldad» de un largometraje. Sin embargo sigo siendo optimista (o ingenuo) en esto, y lo soy apoyándome en la etimología; sí, simplote, pero puede servir …Cinematografía: es el arte/medio/vehículo de la imagen en movimiento, ¡pues atendamos a ello! La cámara, su colocación, su desplazamiento, y cómo empalmamos las tomas resultantes en la sala de montaje, que equivale a la edición de un texto. El cine no es, ¡no debe ser!, una derivación del Ministerio de Igualdad, un mecanismo doctrinal para cambiar la mentalidad de las clases sociales, o subvertir el modo de producción de mercancías del capitalismo, o su sistema bancario, o la libre empresa, o los roles femeninos, o la educación de niños y adolescentes …; sí tiene efectos en todo ello, pero no es ELLO. Las cintas son Arte, i.e. creación de Belleza; lo cual no dice mucho, porque nadie, excepto quizás cuatro iluminados, sabe a ciencia cierta qué es la Belleza. Eso sí, yo estoy convencido que no es la Dictadura del Proletariado, o del Feminado.

Así pues en un momento dado, y quitado para más provechosos menesteres, y haciendo acopio de coraje (que mucho me falta) y de grandes suministros de paciencia, ensayando (vanamente) emular a John Wayne acometí el visionado de Jeanne Dielman. Como no tengo abuela voy a auto-congratularme, porque la empresa es tal, esto es, para emprendedores; de modo que acerqué a los arrestos de los hoplitas en las guerras médicas (¿hospitales de Madrid contra Ayuso?), los miembros de las falanges macedónicas, los legionarios romanos, los lansquenetes, los tercios de Flandes, las tropas napoleónicas, los pioneros del Lejano Oeste, los desembarcados en Normandía …, pero hete aquí que al cabo de hora y cuarto rendíme a la evidencia: carezco por completo de tal bravura, ¡snif!Puntos argumentales de la Obra (parte contemplada en ese momento por su seguro servidor) … Madre e hijo comiendo sopa; se contempla como la ingieren cucharada tras cucharada hasta acabarla. Luego viene el segundo plato, y vemos con arrobo como mastican un arroz con patatas, hasta que se lo acaban, como buenos chicos. Plano medio, cámara a esa altura, composición del encuadre corriente y moliente, en absoluto pictóricamente notable; el resultado son diez minutos de metraje consumidos, yo diría malgastados.Posteriormente observamos todo el proceso, fascinados, de Jeanne limpiando los zapatos de su hijo;luego «admiramos» como muele los granos de café y hierve el agua, y subyugados cómo prepara unos escalopes con la harina, batiendo los huevos … Cada escena se prolonga durante varios minutos, ¡y eso es su método de narración! ¡Ayuda! ¿Dónde estás Charles Foster Kane?¿Ah!, y ahora llego a mi plano predilecto de este primer tercio de la Obra, un momento cumbre de la expresión fílmica, ¡atentos! Jeanne se halla en el interior de la oficina de Correos, rellenando un impreso; cerca hay una señora mayor, frente a una ventanilla vacía …, no se mueve no gesticula, no profiere una palabra, impertérrita: una toma de más de dos minutos; ¡qué despilfarro de celuloide! Imagino que el Mensaje es la vaciedad de la existencia en los países del capitalismo avanzado, o la metafísica de la alienación quizás. Para mí, humilde y triste (aburrido) espectador es puro tedio, de veinticuatro quilates.Colocar Jeanne Dielman como número 1 de la Historia me parece algo más que una opinión típica de la izquierda de Mayo del 68, y la denuncia del machismo más apología del Feminismo. Lo considero un quede, incluso una burla al séptimo arte, y a toda manifestación artística.La presencia de arte, elaborado, de pinturas rupestres, es el indicio de la llegada de la cultura Cromagnon a Europa. El Arte («morirse de frío») es la expresión de vivencias, emociones, pasiones, ideas y creencias del Homo Sapiens, su vehículo para representar la (su) Naturaleza, o mejor dicho para ampliarla/complementarla/corregirla/trascenderla, y dotarla de significado; en suma, construir eso tan delicado y sutil, Belleza.Pero para los críticos pos (hiper, trans, super, ultra, mega) modernos el Arte, no sólo el Cine, es un instrumento para hacer la Revolución proletaria, o feminista, o lo que se tercie; para su predicación proselitista, para el Gran Cambio Social, ¡es política!

Por curiosidad, aguijoneado por Jeanne Dielman, he enredado en Internet, he localizado en El País una lista de 1.995 que se ajusta más a mis preferencias, y sé que a las de muchos. Se trata de películas que perduraron durante decenios en esas (ahora bien cuestionadas) listas, y que se distinguen por haber contribuido a generar, ampliar, modificar, la gramática de este arte; establecer cómo se puede relatar con imágenes que se mueven, o transmitir estados de ánimo, o aportar a la estética, a partir de la forma/técnica.Por contra la gauche divine estima que el cine (y arte) no es muy dispar del opio/religión, que entontece a los trabajadores, y les muestra una falsa Realidad: no en vano se ha tildado a Hollywood de fábrica de sueños, una filfa.Sé que el problema es mío, porque no estoy al día, «in», que no me entero de lo último, de lo modernísimo y contemporaneísimo, y me he quedado en Welles, Eisenstein y Vertov. Para ellos el arte es la continuación de la política por otros medios; en el caso burgués la falsa conciencia y el encubrimiento de la explotación a través del entretenimiento. Para corregir esta lamentable situación habría que pasarse a otro ideario, en este caso Verdadero: marxismo-leninismo, o feminismo hoy.


Junio 2.023

 

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