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LOS SIETE MAGNÍFICOS …, Y ALGUNOS MENOS

          LOS SIETE MAGNÍFICOS …, Y ALGUNOS MENOS

                                            

Esta semana 13TV pone en Classics, sin Garci (¡emoticono de tristeza!) Los Siete Magníficos, todo un (super) clásico del género del Oeste. Ciertamente es en color y garantizará una buena audiencia, como taquilla en su día, pero … no sólo de pan (pasta gansa, público) vive el Hombre, como saben muy bien en 13TV.

Por mi parte, ¡y pertenezco a una inmensa minoría!, sigo sugiriendo (¡exigiendo!) que se emitan programas culturales sobre el séptimo arte en la tele, aunque que no proporcionen ganancias. Vamos, que habría propuesto a Garci seguir poniendo comedias (románticas, con trasfondo altruista) y cine negro (espléndida fotografía a lo Caravaggio, y guiones &secundarios) de los años dorados de Hollywood; y añadiendo cine mudo, que es muy instructivo sobre el lenguaje cinematográfico: Griffith, Chaplin, Eisenstein, Vertov, expresionismo alemán etc. etc. etc. etc. (Yul Brynner en El Rey y Yo por cierto).

Pero dejémonos de proemios y vayamos al camino principal, porque se hace tarde y hay que cenar. Los Siete Magníficos (1.960) es la película que más se programa en la televisión americana, después de Ben-Hur, lo cual revela la magnitud (muy grande) de su popularidad. Es de lo más famoso del cine, de género evidentemente, porque nunca aparece en la lista de Las Mejores: yo desde luego no la pondría. Pero tiene su aquél, su aquello y su éste. Y a explicitarlo voy a dedicar los siguientes párrafos.     

John Sturges …, ¿qué voy a decir de él? Pues no albergo ninguna duda sobre ubicación en el Historia fílmica, que no es en el Olimpo, ni un escalón más abajo, de hecho hay que vahar muchas escaleras desde la cima. Por recurrir a lo de siempre para valorar a cineasta: planos secuencia complicados con traslado de cámara, edición de las tomas de modo creativo/atrevido/rompedor, configuración pictórica/impactante del encuadre etc., ¡pues nada especial!, o quizás ¡nada! Y si vamos a las escenas, de tiritos, a veces son corrientitas, y nunca del nivel de El Salvaje Sam.

Desde otro perfil los productos de Sturges siempre te entretienen, no decae el interés y se ven sin tedio, muchas veces en ocasiones; en fin, algo tendrá el buen hombre. A nuestro hombre se le adjetiva (o sustantiviza) como “narrador de historias”, expresión tan socorrida que, como “tener química los actores”, se acerca peligrosamente a la falta de significado, por incluir tantos. Por mi parte yo la entiendo como esa capacidad de construir bien el plano (aunque no sea La Diligencia o Centauros del Desierto), no excederse en su duración ni enlentecerlo, sacar buen partido a los intérpretes …, y ante todo y sobre enhebrar bien los “saltos” de unos a otros. Estamos aludiendo a la continuidad en el despliegue de los eventos, esencial al cine (y la novela); en muchos sentidos el famoso “montaje invisible” (Howard Hawks). Pues sí, nuestro cineasta lo domina: se lo aseguro, jamás bostezarán, se rebullirán en su asiento (o sofá), o mirarán el reloj en una de sus largometrajes. Parece lo mínimo de un profesional de la cámara, pero …, hay mucha gente (cineastas) que no lo logran, y te hacen aburrirte, o lamentar haber pagado la entrada. Los Siete Magníficos (1960) es todo un paradigma de las facultades de Sturges. Me resultó amena cuando la vi, algunos años después de su estreno, y hoy afirmo lo mismo. Pero aparte de la fluidez de Sturges, acredita varios pluses.

Recuerdo perfectamente que mi difunto padre exclamó un día que la estábamos viendo en la tele: ¡es que no hay papeles (extensos) para todos ello! Ciertamente, tienes la impresión (o pena), de que cada de los 7 llenaría la pantalla él solito con un largometraje hecho a su medida. Todos, excepto Brad Dexter (que está estupendo del todo; gran gran secundario, para un roto y un descosido), tenían por delante carreras como estrellas (algunas muy grandes). Hablo de estrellas, no de grandes actores, camaleónicos e inmensamente expresivos: no son Brando; pero “en su papel” (a veces sólo uno, o quizás dos o tres a lo sumo). Por ello verles juntos a todos, de secundarios (excepto Brynner), resulta un hito. Hablamos de estrellas de cine sí, tipos que atraen a la audiencia, y consiguen que la taquilla se llene de billetes. Bueno, mi referente es el cine/industria, pero a veces (¿qué lo impide?) puede contener Arte, con todas las letras y con mayúscula. Ha habido estrellas de cine que han sido grandes intérpretes, sin ir más lejos Brando.

Buchholz tiene un rol de mucho brillo, casi de coprotagonista, pero yo (la crítica, los espectadores) destaco ante todo a McQueen. Es la muestra de que es un actor guay, enrollado, de con personalidad y naturalidad entrante: madera de estrella. Chris Pratt fue muy espabilado al escoger ese rol en la nueva versión de 2.016.

Junto a esa capacidad de enganchar a las audiencias otro plus es el guión. Sí, en una del Oeste; porque si se fijan Vds. bien los diálogos no son todos típicos/tópicos, y tienen su mordiente, como lo tiene Los Siete Samuráis; es extraño para una de vaqueros, y tiros, pero las líneas que pronuncian los actores merecen a menudos escucharse con calma.

 El leitmotiv es indiscutiblemente el hombre errante, cuyo prototipo es Shane (la mejor de todas), sólo que aquí son siete, y todos heroicos. Desde casi la primera vez sopesé que su éxito se debiera a que aquella figura es similar a un arquetipo jungiano, como como La Gran Madre, El Viejo Sabio, La Sombra, El Árbol de la Vida y demás; que radica en nuestro inconsciente colectivo, al igual que probablemente un Justiciero Nómada …, ¿imágenes primigenias de la Psique de nuestra especie? En tal circunstancia Shane no es sólo un trotamundos, sino una Imagen Primigenia, una de las dos anteriores, o la del Héroe: otra explicación de su gran triunfo en la taquilla. Pero, en fin, esto es ya mucho elucubrar; y el que mucho abarca poco aprieta, así que se lo dejo a los especialistas; he de añadir además que nunca me ha convencido en exceso la teoría jungiana de los arquetipos, por demasiado cercana el modelo mitológico de pensamiento: yo soy más del filosófico & científico, y me hallo incómodo en esa Esfera.

Asimismo, inmediatamente después de verla se me ocurrió (y a muchos) que puede representar muy bien el origen y las causas del feudalismo, i.e. hombres armados, que por una paga defienden a campesinos indefensos frente a … ¡otros hombres armados! Otro plus, que se encontraba ya, evidente, en el trabajo de Kurosawa.

¡La música!, ¡qué añadir que no haya dicho y escrito ya sobre ella! El Teatro de la Maestranza, en el Expo, aplaudiendo a rabiar (dionisíaco) cada vez que Elmer Bernstein la interpretaba (hasta tres veces). Es la música de la Aventura; y es parte del producto fílmico, porque Sturges (y su montador) la utilizan con mucho tino.

Los Siete Magníficos (1960) no estará entre las diez mejores del género, pero representa éste como ninguna, y su continua popularidad lo prueba.

Pues sí, hemos encontrado muchos pluses en Los 7, como para ponerla en un buen lugar en las crónicas de Cine. Pero …, hoy es una cinta que resulta políticamente incorrecta, no-feminista, de masculinidad tóxica, no-ecológica, anti-LGTB, contraria de los Derechos Animales etc. etc. etc. etc. (El Rey y Yo): los tiempos cambian, pero la gauche divine persiste.

Lo he contado (repetido) muchas veces y escrito unas cuantas:

McQueen al anciano mexicano que no teme al bandido: “Esto me recuerda a un tipo de mi pueblo que se cayó de un edificio de diez pisos. Las personas de cada planta la oían decir al pasar: ¡por ahora va bien, por ahora va bien!”

 

 

 

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