OPPENHEIMER, LA PELÍCULA.
- gonzalojesuscasano
- 21 jul 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 21 jul 2023
OPPENHEIMER, LA PELÍCULA.
Ayer realicé un acto inusitado para mí, y seguro que para muchos de Vds.; me acerqué a una taquilla, saqué una entrada, penetré en una gran sala, busqué una fila y una butaca y me senté en ella: mi meta, en compañía de otros individuos, era que se apagaran las luces (momento grávido de expectación) y pudiéramos ver ¡una película en una pantalla enorme! Con tanto DVD, y Netlifx, Prime Video, HBO, Apple casi había olvidado este tipo de actividad, que desde luego compensa, estéticamente. Llevo casi un año diciendo a colegas y amigos que Oppenheimer sería la mejor del año, ¡sin ver las demás!; osadía inusual, también, en mí. Por lo tanto sentía un cierto cosquilleo cuando empezó la proyección, por si había metido la pata, a fondo, y me iban a engullir las arenas movedizas fílmicas.
Para empezar, Oppenheimer tiene bastante de mecánica cuántica, que no me esperaba en absoluto porque se supone que las ondículas y El Gato ahuyentan las audiencias: veneno para la taquilla; mucho de comunismo, que sí me esperaba; buenas dosis de espionaje (mi género predilecto), que era previsible, aunque no en tanta cantidad. Hay unas sustanciosas menciones, esenciales para la historia, a la Guerra Civil, la nuestra; y mucha cuestión de responsabilidad moral, de tema hondamente ético, que considero que no podía faltar.
Lo más destacable de Oppenheimer no es el lado formal, los aspectos técnicos, i.e. virguerías con la cámara, con planos-pinturas. No es Ford, ni Lean, ni G. Stevens, ni Wyler, ni siquiera Kosinski, con planos panorámicos que quitan el hipo y te hacen exclamar ¡toma ya! Por otra parte en honor a la verdad hay que reconocer a Nolan el montaje, cortar/pegar de los planos, en la parte de Trinity, la 1ª explosión atómica; en esto es casi digno de El Maestro. Asimismo sí logra, con la edición, un ritmo narrativo muy ágil, con mucha continuidad, que casi no te deja tomar aliento; para mi gusto ese tempo puede pecar de acelerado, pero con ello mantiene constantemente tu atención, ¡durante tres horas! Así que me tipo el sombrero aquí.
Esta película sí es sobresaliente en cuanto a las interpretaciones, sin un solo fallo, y con lo mejorcito de Hollywood; muy muy bien dirigidos, porque el hombre detrás de la cámara pinta mucho en esto. Y lo mismo, o mejor de matrícula de honor, es el guión, con diálogos impactantes, para escuchar muchas veces, y darles una, dos, tres y más vueltas, porque no te vas a marear sino a reflexionar, cuestionar, inquietar ¡y deleitar! No creí que después de decenios iría a decir esto …, pero el guión de Nolan no lo habría mejorado ni Aaron Sorkin: no se me lo ocurre elogio mejor a alguien que escribe para el séptimo arte. Es más, he dicho a mis amigos que debería publicarse en formato de libro, para leerlo varias veces, con calma y atención máxima.
He sentido durante toda la proyección un sentido sepulcral en el auditorio, y durante una buena cantidad de minutos (p.ej. la parte de Trinity) se me ha hecho un nudo en la garganta, que estoy convencido ocurría igualmente en mis copartícipes. Esto es para mi la prueba del algodón: es una gran obra, es Arte.
Nuestro largometraje es una reflexión sobre qué es la ciencia, y sobre la responsabilidad que arrastra el emplearla con fines bélicos, esto es, que vamos a matar a mucha mucha gente, aunque sean japoneses. ¿Qué decisión tomar?, ¿tirar la bomba?
Y no, no creo (deseo mucho equivocarme) que tenga mucho éxito de público, sobre si éste está habituado a superhéroes y efectos especiales. El trabajo de Nolan es para gente madura, aunque es cierto que entre ésta también hay individuos de veinte años.
Considero que Oppenheimer no va a renovar el lenguaje cinematográfico, porque no es Ciudadano Kane, M, Potemkin, Vertigo, La Regla del Juego, La Dolce Vita etc. Pero esos intercambios p.ej. entre Oppy y Josh Harnett o Matt Damon, ¡cielos!, y la (potente) labor actoral que los acompaña. Sí, quizás hay demasiado empleo del primer plano, lo cual nos aparta de la belleza del enfoque profundo, pero con ello Nolan consigue imprimir mucha fuerza al texto, a los dilemas existenciales de los que está llena Oppenheimer: efectividad para construir un relato muy emotivo, sacrificando la estética en la construcción del plano y la profundidad de campo, i.e. no sólo de David Lean vive el cine.
Es arriesgado meterse a hacer predicciones, pero me voy a lanzar a la piscina, con agua, y vaticinar que Oppenheimer va a ser un acontecimiento fílmico, como lo fue p.ej. en su día Apocalypse Now; veremos …
Por cierto, anhelo con todas mis fuerzas, que espero que sean suficientes, que en esta ocasión la Academia no haga lo mismo que con 1.917, Mank, El Juicio de los Siete de Chicago, Sin Novedad en el Frente, lanzándose sin red hacia la Corrección Política, y que otorgue a nuestro producto todos los Oscars posibles, excepto un par que reserve para Asteroid City.
P.S. Asimismo sugeriría (¿exigiría?) que Oppenheimer fuera de visión obligatoria, al igual que hay lecturas, en Institutos y colegios de Enseñanza Media, para la mejor formación de nuestros adolescentes. Y ello porque esta obra resulta paradigmática en varios respectos; para empezar para el contexto de descubrimiento en ciencia, la heurística, esto es, ¿cómo demonios se descubre/inventa una nueva hipótesis científica?, y junto a ello cómo se vincula con la tecnología existente. Luego está el caso ejemplar de cómo asumir las consecuencias morales de lo anterior; sí, otra vez, y siempre, la gran cuestión kantiana del Deber. Porque dentro de ese ingente corpus de leyes positivas de los Estados está el Deber Moral, que todo el mundo conoce, no lo dudemos, porque está metido en nuestra conciencia, y nos es tan innato como el estómago, los pulmones o las pulsiones genéticas. Oppenheimer nos lo demuestra con su conducta en este largometraje, y confiamos en que también lo hizo en su existencia real.