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PELÍCULAS, SUBVENCIONES, CAVIAR Y OTRAS HIERBAS

  • gonzalojesuscasano
  • 15 feb 2024
  • 4 Min. de lectura

               PELÍCULAS, SUBVENCIONES, CAVIAR Y OTRAS HIERBAS

 

Pues en efecto, hace sólo unos días tuvimos otra de esas broncas típicas de Carpetovetonia, en este caso por las subvenciones al cine español. No es que conozca bien el caso, ni mucho menos, pero me va a servir como excusa para darle vueltas otra vez al manido debate sobre qué es el arte, y qué es el cine, con el sano objetivo de ¡no resolver nada!

El asunto parece ser que el cine español recibe mucho dinero público, a veces incluso más que el recaudado, y según las leyes del Capitalismo esto es un gran error. Los denostadores de tales prácticas se colocan el traje del apologeta de la libre empresa; veamos, una película es un producto, con un proceso de trabajo detrás (valor de uso) que se ofrece en el Mercado para vender (valor de cambio). ¿Que no hay compradores?, ¡pues mala suerte compadre!, tu mercancía no es buena, porque así lo han determinado los espectadores (su ausencia), y te aguantas con las pérdidas, como todo hijo de vecino; así que arreando, no llores y hazlo mejor con la cámara la próxima vez.

Pero, los del bando contrario aducen: cierto, se vende poco esta película, pero es que se trata de una obra de arte, y el Estado debe contribuir a que se creen.  Incidentalmente, la hipótesis oculta (o no tanto) aquí, es que nosotros, el público en general, no tenemos las luces suficientes para apreciar, “degustar”, esa exquisitez cultural, en este caso un largometraje. Pero, pero, un Gobierno decente (otra hipótesis oculta: ¡los hay!) tiene la responsabilidad de velar por la presencia de Cultura en su territorio; supongo, que nadie (bueno, quizás algún atrevido) va a renegar de la tanta alta señora, la Cultura. ¡Pues da la impresión de que sí!, y serían los emprendedores, o los mercaderes desde otro punto de vista.

Según éstos, la calidad de un bien la determinan los ciudadanos, que lo compran o no, y punto. Si tu largometraje no gusta, te xodes como Herodes y no pides ayuda a Papá Estado, porque ello es romper las reglas del juego del Mercado, jugar con ventaja, y con subvenciones. Además, y ésta es la madre del cordero (y del macho cabrío), ¿quién ha decidido que tu película es Arte?, quizás, “sospechan” los del Mercado, el propio cineasta, o su coleguita que está en el Ministerio de Cultura y Subsidios. En fin, yo huelo aquí mucha mala idea, y opinión, de unos y de otros: ¡paniguado! vs. ¡mercantilista!, ¡enchufado! vs. ¡burgués materialista y botarate! En fin, lo habitual por estos pagos (y por otros también).

Yo a lo mío: doctores tiene la Iglesia, en este caso el Ministerio de Cultura, para decidir. Pero algún argumento debería aportar, claro. Voy a lo sencillote, Hitchcock, Ford, Hawks, Lean, Spielberg, C. Nolan et alii no piden para nada ayuda pública para sus artículos, porque los venden muy muy muy bien en las salas cinematográficas, con sustanciosos dividendos. Los Otros podrían replicar que sus obras no son arte/cultura, sino sólo entretenimiento, mercancía de tal industria. ¡Ya le hemos liado!, ¡qué una película de D. Alfredo no es arte!, ¿pero qué dices?, ¿estás harto de grifa?: lo que no es arte es tu bodrio “cultural”, de mensaje, denuncia, desalienación, rompedor de valores burgueses. Y así continúa y continúa la polémica; ¿quién le pone fin? Arte vs. producto del Mercado ??? Sigo con lo simplón; yo, como Estado, habría subvencionado todos los largometrajes de Orson Welles; es más, le habría metido en los bolsillos un montón de billetes verdes para que realizara muchas más obras. Afirmo, dogmáticamente sí, que es una gran calamidad para el Arte (para los siete) que Orson no terminará ni una docena de películas; debería haber hecho muchas más, la sociedad/Estado debería haberle pedido, o mejor exigido, que rodara mucho más, continuamente. Y todos sus “productos”, estoy segurísimo, habrían resultado inmarcesibles, y no-irrelefantes. Pienso en esto cada vez que revisto alguno de sus trabajos, de realizador; ¡qué pena, qué pena!, que Orson pasara gran parte de su existencia profesional buscando financiación, ¡que no llegaba! Pero, el séptimo arte es una industria, parte del Capitalismo, no una institución para la creación cultural: hay que obtener beneficios, que es la esencia de nuestro modelo económico, y la “poesía” se vende poco. Lo capto perfectamente, pero ¡eppur si muove!, si yo hubiera sido el Ministro de Cultura (o equivalente en Yanquilandia) Welles habría recibido todo lo que pedía, y más. Claro pero soy yo, que le considero un Artista; para otro grupo la gran artista es Chantal Akerman, con Jeanne Dielman por supuesto, y Ciudadano Kane una “mercancía”, con muchos fuegos artificiales/visuales-pictóricos, para seguir encubriendo la explotación de los proletarios, entonces, hoy de las féminas. Sí, otra perspectiva (ideario) sobre qué es el cine; mi réplica es la habitual, nada  nuevo: enfoque profundo, cámara en posición muy baja, planos secuencia con desplazamiento (grúa, raíles, vagoneta), planos cenitales/holandeses, configuración adecuada del encuadre, contrapicados, edición elaborada y original, largas tomas etc. Los de Jeanne Dielman replican, como siempre, que todo esto es pura técnica, herramientas, sólo forma, y el cine debe ser Fondo: desvelar (aletheia) la realidad, que es explotación & alienación. Y así seguiremos y seguiremos, no “ad infinitum”, pero muy lejos y mucho tiempo.

Está bien, ¡a quién apoyamos económicamente! Los de Adam Smith lo tienen muy claro, ¡a nadie!, tras el proceso de trabajo colocas tu Bien a la venta, y los ciudadanos/compradores deciden; ¡no debes pedir auxilio financiero al Ministerio! Con este mecanismo, capitalista estricto, tendremos a Hitch, riquísimo tras Psicosis, y convertido en el tercer mayor accionista del conglomerado para el que trabajaba. Bueno, este resultado es satisfactorio; pero no tenemos a Orson acabando dos o tres docenas de largometrajes, ¡ay, ay! ¿Qué hacemos? El meollo de la trama, es que carecemos de criterios universales (yo apunto, tímidamente, a lo de profundidad de campo y demás hierbas y rastrojos …) para determinar, ¡de una maldita vez!, qué es arte, y buen cine …, aparte de lo que le gusta a mi mamá, a mi tía Engracia, al vecino del quinto, a mi novieta, a mis compañeros de mus, a mi amiguete del gobierno, ¡a mi suegra no!, a mi profesor el progre, al camarero de mi bar habitual que no para de decirme que estoy hecho un artista (¿del alambre?) … Y habrás más y más broncas, sore Arte y Cultura, y Vds. que lo vean, y yo también si Dios quiere.

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