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PROFUNDAS RAÍCES: SHANE, GEORGE STEVENS

  • gonzalojesuscasano
  • 14 feb
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 26 feb

PROFUNDAS RAÍCES: SHANE, GEORGE STEVENS

“Esto es una herramienta; ni mejor ni peor que cualquier otra, un hacha, un azadón. Un revólver es bueno o malo según quien lo empuña, ¡recuérdelo!” De este modo Shane expone a Marian Starret su personal perspectiva respecto al Homo Ergaster, al Yo soy Yo y mis utensilios.

“Raíces Profundas” está considerada como una de las grandes de Vaqueros, y desde mi posición con toda justicia. La vi de muy niño y me gustó; la vi con veintitantos y me dije a mí mismo: esto no es una de tiritos del Lejano Oeste, ¡es una obra maestra! En los siguientes decenios he vuelto sobre ella no pocas veces, sin que mi admiración decrezca.

¿Qué es infantil? Pues muy probablemente, pero es que la historia es “relatada” desde el punto de vista de un niño (como en la novela); así explicaba p.ej. George Stevens a su propio hijo ese momento, tan tópico y para chavales, de Ladd haciendo girar rápidamente su seis-tiros antes de enfundarlo aún con más celeridad.

Eso es fundamental para “captar” Raíces Profundas, esto es, la mirada/comprensión de Joey sobre lo que le rodea, bastante intenso y dramático. Por mi parte no tengo problemas en que un largometraje sea un tanto candoroso, o no muy creíble, o algo fantasioso etc.; si sobresale en el lenguaje cinematográfico, ya saben Vds., cortar & empalmar las tomas, éstas largas y con desplazamiento si es posible …; con esto me basta y me sobra para que lo valore como Arte.

Ello está sin ninguna duda en esta obra del buen George. He de confesar, ya que estamos con confianza, que en los últimos años y en no pocas ocasiones, hallándome con ganas de deleitarme con el séptimo arte, me he puesto a ver los veinte últimos minutos de “Shane”. ¿Y qué encontramos ahí? Pues una pelea de epopeya entre dos buenos hombres, que se enfrentan debido a las circunstancias desafortunadas; ¿un culebrón?, pues no señores míos, sino resultado coherente del guión, rodado con gran brío formal.

Después, montaje en paralelo, Joey/Shane – Joey/Shane …, cortar/pegar. A continuación, en el bar y el tiroteo, lo que hallamos es expresionismo alemán y Caravaggio; nos creeríamos que lo ha filmado Fritz Lang, ¡el mejor Lang! Finalmente, “¡vuelve Shane!”, i.e. emoción a grandes carretadas; no, no es un folletín, sino los recursos (los utensilios) de las imágenes en movimiento para generar estética y ética, y con ello Arte.

Soy muy consciente que el personaje de Shane, con fundamento sin duda en el estilo de rodaje de Stevens, ha sido interpretado de modo netamente simbólico; sí, incluso como mito, o arquetipo. Desde Galahad, El Hombre Errante, a Jesús Nazaret, pasando por … ¡lo que Vds. quieran!

Respecto al tercero ciertamente todo apunta a que nuestro artista era de profunda fe cristiana, ¿no rodó después “Historia más Grande jamás Contada”? Por cierto, si conocen Vds. un largometraje más hermoso/bello/estético/espléndido/pretty (como la Woman) …, por favor ¡hagan el favor de comunicármelo!

¡Ah sí!, No olvidemos a Rufus Ryker; con ese aspecto de profeta bíblico, o de rey hebreo furibundo; ¿o quizás de Zeus tonante, debido a un cabreo monumental contra los colonos?

Una vez más no entro demasiado, o casi nada, en esta arena de las interpretaciones de quién o qué es (representa) Shane. Me quedo, me basta, con la excelencia en el empleo de los medios visuales (del Homo Faber), que genera Arte, i.e. un producto más de la techne del bípedo implume que “manipula”.

 

En estas fechas en las que, debido fundamentalmente a Javier, Don y Elon, se está hablando (y escribiendo) no poco de Ayn Rand me ha asaltado el cacumen con fuerza aquello de El Errante (Drifter), y la teoría de la Frontera de Frederick J. Turner. De todo, vetusto interés de su seguro servidor, Shane es incuestionablemente (desde el perfil de su fiel asistente) modelo, hasta Arquetipo me atrevería. Estoy viendo a Donald viviendo dentro de una cosmovisión (espero que no burbuja) muy yanqui, i.e. un hombre, un rifle, un caballo, y la Frontera como territorio abierto aún. Efectivamente el Individuo vs. el Estado, la capacidad de aquél, corajudo y de Voluntad de Poder, para arrostrar todos los peligros de lo inexplorado. A veces lo denomino la “interpretación John Wayne de la Historia”. Pues sí, ese Individuo Excelente (arete), además de El Hombre de El Oeste/El Virginiano (Owen Wister)/Jeremiah Johnson, podría ser Howard Roark o (sobre todo) John Galt; un capitán de la industria ¡por qué no!, ¡hum!

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