TODOS LOS PRESIDENTES DEL HOMBRE
- gonzalojesuscasano
- 9 mar 2024
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TODOS LOS PRESIDENTES DEL HOMBRE
Javier Cercas, sugerente e incisivo como de costumbre, mantiene la tesis de que todos nuestros presidentes (i.e. del País, S.A.), al cabo de unos años aceptables en el Poder, han caído rendidos a la estulticia y/o (más bien “y”) deshonestidad. En fin, lo habitual: el poder absoluto corrompe absolutamente.
Por mi parte, una vez más, voy a utilizar esto para ir asimismo a un asunto muy machacado: naturaleza vs. cultura, o naturaleza vs. ambiente. ¡Cuántos libros, ensayos, tratados, opúsculos, artículos, declaraciones sobre esto! Y seguimos erre que erre con ello, sin agotamiento; no es de extrañar, porque de lo que se trata es de definir nuestra naturaleza, o nuestra sociedad, pues además de entes zoológicos lo somos sociales; pero, ¿qué predomina? Pues continuamos con el enfrentamiento (doctrinal, afortunadamente), desde aquello de physis vs. nomos de los sofistas (esto es el toque erudito, aconsejable en estos textos).
¿El artista nace o se hace? Eterna pregunta, que se refiere no sólo a `pintores, escultores, músicos, novelistas, bailarines, dramaturgos etc. sino a los individuos en general. ¿Es malo innatamente, o fueron las circunstancias, el entorno en que vivió, las malas compañías? Aquello de que: no existen los delincuentes, sólo una colectividad inmoral que les empuja a la maldad. O lo de: no eres más tonto porque no te entrenas.
Siglos inquiriendo la solución al debate, que no llega nunca.
Por ahí camina igualmente eso de “y tú más”, que es antiguo, pero en estos días muy muy actual; esto es, si los miembros de un partido se hunden en la corrupción, éstos replican a los acusadores del otro: ¡y tú más!; implicando que los otros roban, mienten, falsifican, tergiversan, malversan, calumnian mucho más; ¡pobre defensa!, pero muy recurrida cuando no se posee otra. Por ahí va igualmente lo de “todos los hacen”, i.e. engañar, trampear, agarrar lo que no es tuyo etc.; en este sendero llegamos al amor a sí mismo, que según muchos filósofos es la pulsión humana fundamental. En fin, esto es pesimismo del bueno, porque se escora nítidamente al innatismo: en nuestros genes está el ocuparnos sólo de nosotros mismos, y los demás ¡que les parta un rayo! De modo que el cristianismo p.ej. sería intrínsecamente contra-natura: ama al prójimo como a ti mismo; ¡quiá!, responden estos anti-Leibniz, cada quisqui busca sólo su bienestar.
Sí, sí, se percibe una aureola darwinista por aquí, lucha por la supervivencia y eso; pero la teoría de la evolución es biología, y el “y tú más” es psicología …, ¡y política!: una “especie” animal distinta a las de Darwin.
Ciertamente la contemporaneidad tiene un sesgo ambientalista, e.g. el ideario trans, donde cada persona decide qué género es el suyo, independientemente del ADN. Sin embargo el prisma de lo congénito ronda por los rincones, al aseverar: todos lo hacen, i.e. son egoístas.
Para nuestro caso …, la conjetura (es un “poner”) establece que nuestros excelsos presidentes no se malearon, emborracharon, con el uso del poder, sino que éste, casi omnímodo, sólo posibilitó que emergieran, del piélago de las pulsiones del Id, la dominante de todas ellas: Yo, yo, y yo; en segundo término yo, después yo, y finalmente yo. ¡Huy! ¡Peligro, luces rojas, pesimismo existencial! Es que, si apoyamos esto, no habría remedio a la indecencia ingénita del Homo Sapiens, de modo que Dios nos coja confesados.
En este escenario D. Pedro Sánchez no ha sido “pervertido” por el uso, casi omnímodo, del poder. No, no … el dominio sobre sus correligionarios, prensa, sindicatos, parlamentarios, comunidades, grupos de presión, empresarios y demás, no ha adulterado su naturaleza intrínseca, no …, ha posibilitado que ésta se manifieste, en todo su esplendor y magnificencia. ¡Huy!, ¡tremendo!, porque esta doctrina implica que no es sólo Sánchez, ¡sino todos nosotros!; todos haríamos lo mismo, si adquiriéramos tamaña autoridad, sobre los prójimos y las instituciones …, en fin, esto es tan derrotista, que, siguiendo un hábito personal, lo borro del párrafo.
“Todos hacen lo mismo”: ominosas palabras, y más aún significados. Así que todos nuestros presidentes “hicieron lo mismo”; y yo, y Vds., nos comportaríamos de igual manera; no, no es la vida en comunidad la que corrompe, es que nuestra esencia, zoológica, es guiarnos sólo por nuestro exclusivo interés. Aquí asoma la cabeza el Contrato, y los Lobos; y el contraargumento vendría p.ej. de John Watson (¡no es elemental!) y su conductismo. En este brete el ambientalismo vendría en nuestro socorro, afirmando que los estímulos recibidos, la educación, las normas sociales aprendidas son los determinantes de nuestros actos (y voliciones). ¿Quién tiene razón? Pues siguiendo la metodología de la ciencia, un programa de investigación/hipótesis (otro toque culto que da un buen barniz al enunciado) se mantiene si no es falsado por las observaciones empíricas.
Así que “por sus obras los conoceréis”, y veremos qué registros obtenemos de la conducta de Sánchez; ¿serán como los de sus antecesores? Y si Hobbes, su doctrina lupina, es la confirmada, ¿cómo evitar que los políticos con mucho poder se desmanden? Porque los encargados de “controlarlos” harían (harán) lo mismo, si se les ofrece la oportunidad de detentar el poder. ¿Cuántas leyes, controles, barreras, inspecciones, supervisiones, comisarios hay que instituir para eliminar lo de “todo el mundo lo hace”? Pues yo no lo sé, y se lo pregunto a Vds. Tengamos claro que si ello (amor a sí mismo) es un Universal de nuestra conducta, ¡estamos aviados!, porque nuestro Fatum será funesto de verdad, nos espera una tragedia más gorda que la de Edipo …
Bajando a tierra, desde las disquisiciones metafísicas, lo que procede es vigilar estrechamente a Pedro Sánchez, para observar si manifiesta los rasgos de sus predecesores; y en tal caso, tenemos conocimiento y experiencia para poner un tratamiento, psicológico, político, ¡o penal!
Es buen sitio este para colocar, con vistas al análisis, la declaración, de hecho burla, de Sánchez a Feijóo: ¡ja, ja! Sr. Feijóo, Vd. no es presidente porque no quiere …, el único español que ha renunciado a ello, pudiendo serlo, ¡ja, ja!
Cuando lo escuché por primera vez pensé: Sánchez ridiculiza a su oponente, como en el patio del colegio, sacándole la lengua; esto es, chincha rabiña, yo lo he conseguido y tú no, ¡atontado! Pero más tarde empecé, como me es hábito, a darle unas cuantas vueltas. Alberto Núñez no ha logrado ser elegido presidente, y a continuación afirma, ya perdedor, que ello se debe a su integridad, a su rechazo a entrar en pactos indignos. Desde luego no considero que Feijóo sea Kant, pero, como no tenía otra, el buen hombre apela a la estricta ética; y hete aquí que Pedro Sánchez, subrepticiamente, le espeta: si hubieras podido habrías pactado con los “innobles”, claro que lo habrías hecho, porque “todos los hacen”, “y tú más”; la hipótesis oculta (Lakatos) es que todos, absolutamente todos, somo Lobos de Hobbes, radicalmente egoístas. ¡Hum!, sinceramente espero estar errado en mi interpretación del incidente, porque afectaría no sólo a Pedro Sánchez, sino a todos (…lo hacen).
Esperar, y recopilar los actos de Sánchez; ¡suerte y al toro! ¿Genes o ambiente?
-Grant: ¡es Vd. un bastardo!
-Fardan: Sí, pero en mi caso es un accidente de nacimiento; en el suyo, ¡Vd. es un hombre hecho a sí mismo!